La Unión Europea apura las últimas horas antes de la cumbre extraordinaria de mañana convocada para ultimar su estrategia anticrisis y muy pendiente de Italia, que debe enviar a Bruselas antes del encuentro un listado de medidas concretas para convencer de la viabilidad de su situación económica.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha asegurado hoy que es "momento de acabar con las incertidumbres" y, por ello, la zona euro está "trabajando en soluciones sólidas y convincentes" que prevé aprobar mañana.
"Confío en que el trabajo permitirá un éxito mañana" en las cumbres extraordinarias de la eurozona y de la UE, dijo.
Pero la presidencia polaca de turno ha añadido en el último momento confusión al cancelar la reunión de los ministros de Finanzas de la UE que estaba prevista para antes de las cumbres extraordinarias del Consejo Europeo y de la eurozona.
Fuentes diplomáticas han restado importancia a la cancelación del Ecofin e indicaron que no tiene sentido que viajen a Bruselas los ministros cuando de todos modos las decisiones las tendrán que tomar sus jefes y una reunión adicional solo "complicaría" las cosas.
En Roma, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, no logró hasta ahora los apoyos necesarios para dar forma a las medidas exigidas por Bruselas: reformas en el sistema de pensiones y en el marco jurídico en el que operan las empresas, así como avances en la consolidación fiscal y presupuestaria.
Italia, que hará un nuevo intento hoy por llegar el miércoles con un claro compromiso a la cumbre, acumula una deuda del 120 % del PIB, es decir 1,9 billones de euros y, aunque cuenta con potencial económico para hacerle frente, sus marcadas debilidades estructurales y la creciente desconfianza en los mercados están avivando los rumores sobre la necesidad de un posible rescate.
A la espera de noticias de Italia, la UE trabaja para tener listo mañana el plan integral contra la crisis de la deuda que incluirá respuestas a la situación de Grecia, la recapitalización de la banca y la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
La canciller alemana, Angela Merkel, adelantó que la capacidad de préstamo efectiva del fondo temporal de rescate, 440.000 millones de euros, se multiplicará hasta superar el billón de euros a través de un mecanismo de apalancamiento.
Sobre la mesa siguen dos opciones: usar el fondo temporal de rescate para avalar parte de las emisiones de deuda de Italia, España y otros países sometidos a la presión de los mercados o crear un "Vehículo de Propósitos Especiales" para atraer a los mercados emergentes.
La segunda opción podría partir directamente del FEEF o contar con la participación del Fondo Monetario Internacional, y también se baraja la posibilidad de combinar ambas.
La necesidad de ampliar el fondo de rescate responde al miedo de contagio de la crisis de la deuda a economías como la italiana o la española, cuya dimensión resulta demasiado grande para que el FEEF en su forma actual pudiera salir en su ayuda.
Otro de los elementos que diseña la UE para calmar los mercados es el refuerzo de su banca sistémica con vistas a blindarla ante un posible impago de deuda soberana de Grecia o de alguno de los países más expuestos.
Los bancos europeos necesitarán más de 100.000 millones de euros para recapitalizarse y llegar al 9 % de ratio de capital de máxima calidad, propuesto por la Autoridad Bancaria Europea (ABE).
Está por ver qué bancos en concreto deberán realizar ese ejercicio -en España se prevé que afecte al BBVA, Santander, Caixabank, Bankia y el Popular- y qué productos se contabilizan dentro de ese capital de máxima calidad (España confía en incluir los bonos convertibles).
El último pilar del acuerdo tiene que ver con Grecia y con la necesidad de aumentar la condonación de su deuda debido al recrudecimiento de su situación económica y a su incapacidad de financiarse en los mercados.
Las negociaciones con los acreedores continúan y aunque la banca ya ha manifestado su disposición a asumir pérdidas del 40 % -por encima del 21 % acordado en julio-, los líderes siguen prefiriendo una quita voluntaria de entre el 50 % y el 60 %.
El segundo rescate a Grecia, sellado el pasado 21 de julio, totalizó los 159.000 millones de euros: 109.000 millones de la UE y el FMI y otros 50.000 millones del sector privado.