Christine Lagarde, presidenta del BCE | EUROPA PRESS
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La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, confirmó que la entidad monetaria comenzará a subir los tipos de interés en julio y que la zona del euro saldrá de los tipos de interés negativos a finales del tercer trimestre.

Lagarde dijo en un blog, publicado este lunes en la página web del BCE, que espera que las compras de deuda "concluyan muy pronto en el tercer trimestre".

"Esto nos permitiría una subida de los tipos de interés en nuestra reunión en julio, en línea con nuestra orientación", añadió Lagarde.

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Es muy posible que la zona del euro salga de los tipos de interés negativos a finales del tercer trimestre, según la presidenta del BCE.

En su opinión, el desplazamiento notablemente al alza de las perspectivas de inflación hace apropiado que las variables nominales se ajusten, y eso incluye las tasas de interés.

"Esto no constituiría un endurecimiento de la política monetaria; más bien, dejar las tasas de política sin cambios en este entorno constituiría una relajación de la política, que actualmente no está justificada", defiende.

En cualquier caso, Lagarde subraya que la próxima etapa de normalización de la política monetaria del BCE debería estar guiada por la evolución de las perspectivas de inflación a mediano plazo.

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"Si vemos que la inflación se estabiliza en un 2% a mediano plazo, será apropiada una mayor normalización progresiva de las tasas de interés hacia la tasa neutral", advirtiendo de que el ritmo y la escala general del ajuste no pueden determinarse ex ante.

De este modo, si la economía de la zona del euro se estuviera sobrecalentando como resultado de un shock de demanda positivo, para Lagarde tendría sentido que las tasas oficiales se elevaran secuencialmente por encima de la tasa neutral.

No obstante, ha advertido de que la situación se complica actualmente por la presencia de choques de oferta negativos, que crean más incertidumbre sobre la velocidad con la que disminuirán las actuales presiones de precios, sobre la evolución del exceso de capacidad y sobre la medida en que las expectativas de inflación seguirán ancladas en nuestra meta.

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"En tal escenario, existen argumentos a favor del gradualismo, la opcionalidad y la flexibilidad a la hora de ajustar la política monetaria", asegura.

A este respecto, Lagarde reitera que el BCE, en caso de que fuera necesario, puede diseñar y desplegar nuevos instrumentos para asegurar la transmisión de la política monetaria a medida que avanza en el camino de la normalización.