El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha asegurado que Estados Unidos encarrilará la senda de la recuperación económica este año, ya que los peores efectos de la crisis inmobiliaria y los ajustes fiscales aprobados por Washington ya han pasado.
En uno de los discursos más importantes del año, en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Economía (AEA), Bernanke ha dibujado un panorama ligeramente optimista para la economía del país, en un momento en el que, según él, los ajustes presupuestarios aplicados a nivel estatal y nacional comenzarán a disminuir entre 2014 y 2015.
"La combinación de la curación financiera, un mayor equilibrio en el mercado de la vivienda, menos restricciones fiscales y, por supuesto, la continuada política monetaria acomodaticia suponen buenos presagios para el crecimiento económico de Estados Unidos en los próximos trimestres", ha explicado Bernanke, que deja la presidencia de la Reserva Federal este mes a su actual 'número dos', Janet Yellen, que será confirmada el lunes.
Bernanke también se ha referido a la mejoría de la situación financiera en la eurozona y, en concreto, a las reformas bancarias y ajustes fiscales acometidos en el Viejo Continente como razones de peso para creer que el crecimiento retornará este año a la economía global.
El presidente de la Reserva Federal, sin embargo, ha mantenido sus línea de argumentos sobre la decisión de reducir su programa de compra de bonos de un volumen de 85.000 millones de dólares a 75.000 millones, aduciendo que "no indica ninguna disminución de su compromiso para mantener políticas monetarias altamente acomodaticias tanto tiempo como sea necesario".
"Es más, refleja el progreso que hemos realizado hacia nuestra meta de una mejoría sustancial de las perspectivas en el mercado laboral", ha apostillado Bernanke. En este sentido, ha desestimado que la Reserva Federal repita esta misma acción en otras políticas expansivas que tienen como fin robustecer el crecimiento.
UN MANDATO EN UN PERIODO TURBULENTO
Recapitulando sus ocho años al frente del banco central estadounidense, Bernanke ha defendido su gestión, en los que ha tenido que lidiar con el estallido de la burbuja inmobiliaria, una crisis financiera provocada por la caída de Lehman Brothers, una recesión y una anémica recuperación económica.
En su opinión, las políticas no convencionales de la Reserva Federal, que incluye los billones de dólares dedicados a la compra de bonos para rebajar los intereses, han sostenido la economía desde el estallido de la crisis financiera en 2008. Sin estas medidas, ha dicho, Estados Unidos se habría deslizado hacia otra recesión.
De esta forma Bernanke ha querido rebatir a los economistas críticos con su gestión, que achacan la tímida recuperación económica de Estados Unidos al fracaso de las medidas impulsadas por la Reserva Federal y que le acusan de haber plantado las semillas de una próxima crisis.
En este punto, ha atribuido la lenta salida de la recesión en 2011 a la ajustada política fiscal, especialmente a nivel nacional, y ha indicado que los recortes en el gasto público y las subidas de los impuestos aprobadas por el Gobierno estadounidense a consecuencia de la falta de acuerdos en Washington en materia presupuestaria y del techo de deuda ha contravenido los esfuerzos de la Reserva Federal para incentivar el gasto, las contrataciones y la inversión en el país.
"Con la política fiscal y monetaria trabajando en direcciones opuestas, la recuperación es más débil que, de lo contrario, habría sido", ha insistido Bernanke, en una nueva crítica directa a los esfuerzos del Gobierno de Barack Obama para reducir el déficit presupuestario a corto plazo.
Las herramientas de la Reserva Federal son menos poderosas cuando los tipos de interés están próximos a cero y el Congreso tiene más margen de maniobra, ha subrayado.