Los rejoneadores Sergio Galán y Leonardo Hernández cortaron una oreja cada uno de una buena corrida de los tres hierros del Niño de la Capea que sirvió para inaugurar hoy la Feria de Otoño en Las Ventas.
FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros de El Capea (primero, segundo y cuarto); dos de San Pelayo (quinto y sexto) y otro de Carmen Lorenzo (tercero), reglamentariamente despuntados para rejones, de parejas y armónicas hechuras y manejables en distintos grados. Destacaron el primero y, sobre todo, el extraordinario tercero.
Sergio Galán, con chaquetilla azul marengo: pinchazo, y rejón trasero, caído y atravesado (ovación tras petición); rejón trasero sin quebrar y descabello (oreja); y rejón sin quebrar y dos descabellos (ovación).
Leonardo Hernández, con chaquetilla azul marino: pinchazo, rejón trasero y diez descabellos (silencio); rejón ladeado y nuevo rejón (silencio); y pinchazo y rejón (oreja).
La plaza registró algo más de un cuarto de entrada (7.940 espectadores, según la empresa) en tarde espléndida.
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DOS OREJAS DE DISTINTO PESO
Un mano a mano de rejones inauguraba la Feria de Otoño en Las Ventas. Un festejo con el que la empresa de Madrid pretendía asegurarse un éxito que, al final, no fue tal. La fórmula del toreo ecuestre suele ser un "apaga fuegos" en muchas ferias, debió pensar Simón Casas.
Pero no. La gente no respondió como podría esperarse, pues apenas se cubrió poco más del cuarto de aforo habitual en los festejos estivales.
Peor para ellos, pues se perdieron una muy buena corrida en conjunto del Niño de la Capea, y, con ella, un Sergio Galán que cortó una oreja de peso, no como la de Leonardo Hernández en el sexto, ésta de tintes mucho mas cariñosos.
Galán se quedó a las puertas de cortar una oreja de su primero, un toro bueno, de alegres galopes y con fijeza, al que el conquense cuajó una labor pulcra, de mimbres clásicos y sin alharacas. Lo mejor, los templados galopes sobre "Ojeda", con el que clavó "farpas" de frente y al estribo. Faltaron pañuelos en la petición tras un pinchazo y rejonazo defectuoso.
El tercero fue otro toro bueno de verdad, con muy buen son y tremenda clase. Quedó demostrado por cómo metía la cara en los capotes de los auxiliadores. Galán volvió a exhibir la pureza de su rejoneo parándolo de manera magistral con "Artista" en la misma boca de riego. También brilló con "Embroque", y, sobre todo, con "Apolo", caballo muy valiente y torero, en banderillas.
Labor muy bien compactada, de mucha seguridad y sin vender absolutamente nada. Un par a dos manos todavía con "Apolo" y una rosa al segundo intento sobre "Óleo" fueron el colofón a una actuación premiada con una oreja de ley.
El quinto fue toro más "agarradito al piso", que dicen en México, con el que Galán volvió a estar a muy buen nivel. Destacó sobre todo con "Ojeda" con el que clavó banderillas de mucho mérito y riesgo. Con "Bambino" cautivó también por lo mucho que tuvo que exponer, aunque lo más brillante volvió a ser un par a dos manos sobre "Apolo".
La falta de contundencia con los aceros definitivos y la tardanza del toro en doblar enfriaron el ambiente, esfumándose la salida a hombros.
El primero de Leonardo Hernández fue un toro más mansito, que embestía a oleadas, pegando arreones. Importante fue lo que hizo con "Calimocho", con el que arriesgó mucho para provocarle, aguantar tarascadas y llevarle cosido a la grupa en unos vibrantes galopes.
Pero lo más rotundo fueron dos pares a dos manos sobre "Despacio", clavando arriba y muy reunido. Tenía la oreja en la mano, pero acabó perdiéndola por culpa del "mitin" que dio con los aceros definitivos.
No acabó de despegar la faena frente al cuarto, toro noble al que le faltó un tranco más en sus embestidas. Leonardo anduvo con intermitencias a lo largo de una labor fría e insulsa. Hubo pasajes aislados sobre "Verdi" y "Sol" en banderillas, que, sin embargo, fueron insuficientes para rozar siquiera el objetivo del triunfo.
El sexto fue el mejor toro que le cupo en suerte hoy a Leonardo, y con él anduvo mejor que en sus anteriores enemigos, especialmente sobre "Despacio" y con "Sol". Cortó una oreja, esta más condescendiente que la de su compañero.
