El Museo Thyssen de Madrid acoge desde este martes 24 de febrero hasta el 7 de junio una muestra que capta la esencia del artista belga Paul Delvaux, cuya visión poética así como el misterio de sus creaciones han sido relacionados con movimientos como el expresioismo y el surrealismo.
En total, la exposición 'Paul Delvaux. Paseo por el amor y la muerte', está compuesta por un total de 53 obras que, según ha señalado este lunes durante la presentación el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, muestra una concentración de obras de la larga trayectoria de esta artista, a quien se ha referido como un "adolescente solitario".
Paul Delvaux (1897-1994) experimentó en movimientos como el realismo, el fauvismo y el expresionismo, Delvaux y puso especial atención también en la obra de Magritte y de Giorgio de Chirico. A pesar de estas diversas influencias, fue el surrealismo el estilo que mejor describió su producción, en la que confluyeron la atmósfera poética y misteriosa creada a partir de un universo propio y original, libre de las reglas de la lógica universal.
Las mujeres, las parejas, las estaciones de tren, la arquitectura y los esqueletos son algunos de los temas recurrentes que se representan en esta muestra, todos ellos relacionados con las obsesiones, los intereses y las experiencias del artista desde su infancia.L
aura Neve, agregada científica del Musée d'Ixelles y comisaria de la exposición, ha exsplicado que "todos los temas que aparecen en esta muestra tienen un vínculo con lo vivido por Delvaux" y recogen los temas que afectaban al pintor, quien, según ha explicado, puede considerarse surrealista, aunque nunca formó parte de este movimiento y nunca estuvo comprometido con su estilo iconoclasta de reivindicación.
El más importante de todos los temas que aparecen en sus obras es el de la mujer, un icono "omnipresente" en su trabajo por el que siente una "obsesión y fascinación" hasta tal punto que idealiza y pone en un "pedestal".
La seducción y la relación con el otro se plasma en el apartado dedicado a las parejas y los espejos, en el que se aborda su interés por las relaciones lésbicas, por las prostitutas, así como la dificultad de comunicación entre hombre y mujer que muestra, tal y como ha explicado Neve.
ARQUITECTURA: DECORADO TEATRAL
La arquitectura es otro de los grandes temas que se recoge en esta muestra. Sus conocimientos en este campo se deben a que Delvaux estudio arquitectura, a pesar de que no le gustaba esta profesión, puesto que a sus padres no les convencía la idea que de fuera a dedicarse al arte.
A esto se une su fascinación por la obra del artista italiano Giorgio de Chirico --cuya obra se caracteriza por paisajes estructurados por elementos arquitectónicos--, que influyó en su concepción de una atmósfera "muy rara" que pronto "personalizó".
En ella se pasean multitud de figuras femeninas, que aparecen en un paisaje en el que, al igual que en la obra de De Chirico, la arquitectura clásica se presenta como un decorado teatral e incluso cinematográfico.
En este punto destaca también la pasión que siente desde la infancia por la mitología clásica. De hecho, entre 1924 y 1925 dedicó su primer lienzo a la mitología en el lienzo 'El regreso de Ulises', aunque no sintió satisfacción con el resultado y abandonó esta temática en favor del expresionismo.
"EL PINTOR DE LAS ESTACIONES"
La comisaria de esta muestra ha señalado que Delvaux fue un niño "muy soñador", a quien le encantaba tomar el tren para visitar a su familia materna, un espacio muy frecuentado que más tarde se convirtió en un "tema fundamental" en sus creaciones, tanto que, en palabras de Neve, ha sido considerado "el pintor de las estaciones".
Por último, el apartado 'El armazón de la vida' revela la fascinación que sintió Delvaux por los esqueletos, un interés que se remonta a su etapa escolar y que, en palabras de la comisaria de esta muestra, lejos del carácter propio que posee este elemento, el artista le otorga "cualidades humanas" y una "sensibilidad particular" de manera que parecen "vivos".
Las obras que se reúnen esta muestra proceden de colecciones públicas y privadas de Bélgica, aunque destaca la de Nicole y Pierre GhÛne, en la que se asienta fundamentalmente este proyecto, para el que han cedido 42 piezas.
Fascinado por la obra de Delvaux desde 1962, Pierre Ghüne inició su colección a principios de la década de 1970 y desde entonces no ha dejado de crecer, sumando ya varios centenares de obras, la mayor parte de las cuales se encuentran en el Musée d'Ixelles.