El universo picassiano del minotauro, en la Fundación Juan March

  • Grabados y estampas que se exhiben durante el verano en la Fundación Juan March de Madrid
Minotauro
Minotauro |Minotauro

Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins Francia, 1973) se sentía identificado con la figura del minotauro y en ella plasmaba todas sus preocupaciones, según los estudiosos de la obra picassiana, como en los grabados y las estampas que se exhiben durante el verano en la Fundación Juan March de Madrid.

La pieza capital de "Picasso en su laberinto" es "La Minotauromachie", pintada por el malagueño en el taller de Roger Lacouriêre en París en 1935, un grabado "muy especial" al que los especialistas de su obra consideran una de las "piezas cumbres" de la historia del grabado universal y de la obra gráfica del siglo XX, según Manuel Fontán, director de exposiciones de la Juan March.

De tirada muy reducida (100 ejemplares) en comparación con otras estampas de Picasso, "La Minotauromachie" presenta varias acciones simultáneas en un mismo espacio, con una niña que porta una vela encendida y un ramo de flores y un enorme minotauro como figuras centrales.

Completan el cuadro una mujer vestida de torero con los senos descubiertos sobre una yegua herida, detrás de la cual se aprecia un hombre barbudo que huye por una escalera y dos mujeres que contemplan la escena desde una ventana junto a dos palomas.

En un ensayo de Juan Carrete, ex director de Calcografía Nacional, este grabado se presenta "como síntesis final de toda una serie de obras" y condensa "todo el universo que Picasso ha desarrollado hasta entonces, complicando el significado de cada elemento hasta crear una composición casi críptica" y que se considera un antecedente de su obra más universal, "El Guernica".

"La Minotauromachie", expuesta por primera vez en la sede de Madrid de la Fundación Juan March tras participar en varias muestras de gabinete en los museos de Palma y Cuenca, estará acompañada en esta exposición por quince estampas de la Suite Vollard dedicadas a la figura del minotauro.

En ellas, Picasso, considerado uno de los más extraordinarios grabadores de todos los tiempos, se ejercitó en los temas y procedimientos de su preferencia, con un constante afán investigador y experimental y un dominio absoluto de todas las técnicas.

Así, en esas estampas el pintor malagueño plasmó al minotauro ciego, herido, vencido, acariciando a una mujer, dormido o atacando a una amazona.

En la Suite, que hace por encargo de Ambroise Vollard entre 1930 y 1937, Picasso reinterpreta el mito, alejándose de la representación clásica y acercándolo a su biografía personal, identificándose con él y haciendo en el mismo eco de las circunstancias de su vida personal y artística.

COLECCIÓN COMPLETA DE LA REVISTA "MINOTAURE"

Junto a estas estampas, la Fundación Juan March muestra la colección completa -once números- de la revista surrealista "Minotaure" (1933-1939), cuya primera portada fue diseñada por Picasso, al que siguieron después artistas como Man Ray, Dalí, Miró o Matisse.

Según Manuel Fontán, durante los años treinta los surrealistas, capitaneados por George Bataille y André Masson, tomarían como motivo iconográfico la figura del minotauro, al fascinar a Bretón y sus seguidores la parte más animal e irracional de la ambigua figura mitológica.

El propio Picasso, según el comisario de la muestra, se sentía, de alguna manera, "identificado" con el minotauro, como persona y sobre todo "como artista", tanto que en su plasmación, a juicio de Fontán, dejaba "retazos de su complicada biografía" en la década de los treinta, especialmente en lo que a su relación con las mujeres se refiere.

Una serie de documentos literarios de la época ayudan a contextualizar la muestra, como los que hacen referencia en el ámbito latinoamericano a la figura del minotauro por parte de Jorge Luis Borges, "La casa de Asterión", y Julio Cortázar en "Los Reyes".

Para Manuel Fontán, muchos de los elementos de "La Minotauromachie" aparecerían después, en 1937, en su obra más emblemática y una de las más icónicas del siglo XX, "El Guernica", aunque con otra dimensión, otro formato y, sobre todo, "con una intención distinta: de carácter propagandístico anti-bélico".