Transgresor y revolucionario, Joan Miró creó esculturas de extraordinaria fuerza poética, metafórica y surrealista, diez de las cuales se exponen desde hoy en Madrid en una muestra que presenta dos dibujos inéditos del artista y pertenecientes a la colección particular de su nieto.
Esta exposición individual de Joan Miró (1893-1983) ha sido organizada por la Galería Elvira González conjuntamente con la familia Miró y la Successió Miró, a la que pertenecen tanto las diez esculturas en bronce realizadas entre los años 70 y principios de los 80 como 5 pinturas sobre papel, a excepción de una propiedad de la galería.
Objetos cotidianos, como un pie de lámpara, un timbre, una percha, tubos de pintura vacíos, troncos, una trona, hormas de zapato e incluso un roscón de reyes se convertían en objetos poéticos para Miró que aseguraba, según ha recordado hoy su nieto Joan Punyet Miró, que eran esos utensilios los que le decían "cómo y cuándo quieren ser utilizados".
Las primeras esculturas de Miró datan de 1930 pero será a partir de 1966 cuando las creará de forma sistemática hasta el final de su carrera de tal forma que llevó a cabo más de 400, casi todas ellas en bronce.
Una de ellas, la llamada "Femme et oiseaux", de 1972, es una composición realizada con la trona de su hija, madre de Joan Punyet, según ha explicado hoy éste.
"Envió desde Mallorca una trona vieja de madera, donde daba de comer papilla a mi madre de niña, a una fundición de París donde había esculturas de De Gaulle, Víctor Hugo, Balzac...".
"Allí, con su trona, era un insulto para el oficio de fundidor" ha señalado divertido su nieto que ha agregado que, no contento con ello, encontró en una esquina hormas de zapato de madera que servían como leña para el fuego, le llamaron la atención y decidió incorporarlas a su escultura.
"Era como un cazador al acecho", ha agregado su nieto, que ha recordado que Miró trabajó "hasta en su lecho de muerte".
"Chanteur Mongol" (1971) es otra de las esculturas de Miró que se encuentran a la venta en esta galería y en la que convirtió un timbre que habían tirado en su casa en un gorro mongol sobre una masa de arcilla que evoca una figura femenina.
Todas sus esculturas llevan su título en francés porque, ha indicado Punyet, fue en París donde Miró "eclosionó": "Llegó a París en 1920, con 27 años y la libertad espiritual, creadora y poética que vivió allí hizo que fuese capaz de crear estas esculturas de extraordinaria fuerza metafórica, poética y surrealista".
"Gymnaste" (1977), "Jeune fille à l'étoile" (1977), "Danseuse" (1981) o "Le Chanteur d'opéra" (1977) son otras de las obras presentes en la exposición en la que destaca la escultura de más de tres metros de altura titulada "Souvenir de la Tour Eiffel" (1977).
Se trata de una escultura realizada con una lámpara de mimbre que se apoya sobre cuatro patas cuya pantalla ha sido sustituida por la figura de un cabezudo, concretamente la cabeza de Groucho Marx. Una horca de madera como una peineta remata la pieza que a sus pies tiene una caja repleta de tubos de pintura usados y cables, objetos que fueron fundidos en bronce para dar lugar a la obra de arte.
La selección de la exposición se completa con pinturas y dibujos como "Oiseau, étoiles" (1977), Composition (1976) o Homme, femme et oiseaux dans la nuit (1970).
Los dibujos "Homme et femme devant la lune" y "Homme, femme, étoile", ambos de 1977, no habían sido nunca antes expuestos y forman parte de la colección particular del nieto de Miró.
Las obras de arte de esta exposición, segunda dedicada a Miró por la galería Elvira González, se encuentran a la venta desde los 17.000 euros.