Los dioses del heavy rock vuelven a Madrid

  • Def Leppard, Whitesnake y Europe protagonizarán la gira del año el próximo 26 de junio en Vistalegre
  • Recordamos sus tres discos míticos que cambiaron la historia del hard melódico de los 80
Def Leppard, "Hysteria and More"
Def Leppard, "Hysteria and More" |Def Leppard, "Hysteria and More"

Llega a España la gira más esperada de los últimos años para los amantes del buen hard melódico.

Def Leppard, Whitesnake y Europe aterrizarán en Vistalegre el próximo 26 de junio en una espectacular gira conjunta. Por algo siguen siendo los dioses del pop metal de los 80, con permiso de Bon Jovi.

las bandas llegarán al Donosti Arena el domingo 23 de junio; el 24 de junio estarán en el Palau Olimpic de Badalona; el miércoles 26 de junio en el Palacio Vistalegre de Madrid y el 28 de junio en el Coliseum de A Coruña.

Las entradas salen a un precio de 58 euros y estarán a la venta a partir del 5 de marzo en Internet, a través de la página Ticketmaster y en las tiendas de Ticketmaster, Fnac, Carrefour, Halcón Viajes y Tiendas Tipo.

LOS REYES DEL HARD MELÓDICO

Los Leppard, la Serpiente Blanca y los suecos más tarareados derrocharon a mediados de los 80 poderosos himnos de estadio. Luego llegaron las macrogiras y los álbumes millonarios cargados de riffs electrizantes y baladas poderosas que definirán para siempre la edad de oro del heavy más melódico.

¿Quién no se rinde al placer de escuchar en directo “Pour Some Sugar On Me”, “Here I Go Again” o la mítica “The Final Countdown”?.

La mayoría estaban contenidos en un triunvirato de discos esenciales que definieron el sonido del rock duro: “Hysteria”, “The Final Countdown” y “1987”.

Curiosamente este último título de Whitesnake definiría muy bien el panorama musical del 87, año crucial para el despegue del hard rock en Estados Unidos y el resto del mundo.

El género conquistaba lo más alto de las listas de éxito y sus bandas multiplatino (no sólo por los cardados) vendieron millones de plásticos y sencillos.

El glam metal se convirtió en la música ideal para salir de fiesta y promocionar la cadena MTV, convirtiendo a los grupos del Sunset Strip angelino en superestrellas mundiales.

Una época de peinados imposibles, mucha laca, maquillaje Max Factor a raudales, sombreros de cowboy y vídeos llenos de chicas espectaculares, sexualidad, champán y rock and roll.

LA HISTERIA SE DESATA CON DEF LEPPARD

Los leopardos sordos de Sheffield se superaron a sí mismos tras haber vendido más de diez millones de copias del aclamado "Pyromania", el disco que cambió el pop metal de principios de los 80. La fuerza de sus vídeos y su poderosa imagen ayudaron al combo a alcanzar el estrellato en Estados Unidos. Sin embargo, un trágico accidente de coche estuvo a punto de truncarlo todo cuando en 1984 su batería, Rick Allen, perdía un brazo.

La banda no se rindió y adaptaron el kit de batería a esa circunstancia lanzando en 1987 un álbum glorioso, "Hysteria", que superó en ventas y popularidad a su antecesor. Con más de 25 millones de discos vendidos, muchos lo han comparado con el "Thriller" de Michael Jackson, por su capacidad para extraer hits exitosos. Hasta siete singles se colaron en las listas, el último en 1989. Todo un hito para el heavy metal.

La histeria se desataría entre el público y los seguidores del quinteto británico, con himnos como "Animal", "Women", "Armaggedon It", el ya mencionado "Pour Some Sugar On Me", la canción que daba título al disco y la balada "Love Bites", su primer y único número uno en EE UU.

La clave era su sonido futurista, potente y comercial, impecablemente producido por el mago Robert John Mutt Lange (AC DC, The Cars, Shania Twain).

"Hysteria" se apoyaba en grandiosos coros y estribillos muy pegadizos. Los temas tienen un acabado perfecto.

Antes de repetirse una y otra vez con sus posteriores lanzamientos, mucho menos exitosos, los Leppard nos dejaron otro álbum multiplatino en 1992, el magnífico "Adrenalize", que completa la trilogía perfecta iniciada con "Pyromania".

LA CUENTA ATRÁS DE LOS EUROPE

Durante un par de temporadas fueron los chicos de póster, los culpables de que el heavy atrajese a las hordas femeninas, abducidas por las melenas del cantante Joey Tempest. Aunque la batalla de los guaperas del heavy la ganase de largo Jon Bon Jovi, primero aparecieron los Europe.

El himno que daba título a su álbum más comercial precederá siempre a los suecos. "The Final Countdown", lanzado en el 86, no necesita mucha presentación. Pero es injusto que este disco clave del género sea recordado sólo por el susodicho corte, carbonizado en las radiofórmulas.

"The Final Countdown" vendió más de 3 millones de unidades sólo en Estados Unidos y más de 6 millones alrededor del mundo gracias a una colección de sencillos de éxito ideales para la radio como "Rock the night", "Cherokee" o "Carrie".

La continuación, "Out of This World" llegaría en 1988 y la industria musical la consideró una "decepción" por haber vendido "sólo" dos millones de copias.

1987, EL AÑO DE LA SERPIENTE BLANCA

Tras haberse reinventado por completo a mediados de los 80, americanizando su sonido, los Whitesnake de David Coverdale conquistaron con fuerza el panorama metalero del 1987. Solo en Estados Unidos vendieron 8 millones en cuestión de pocos meses.

Las millonarias ventas trajeron grandes giras, docenas de premios, todo tipo de lujos y excesos y las desavenencias que condujeron a la ruptura de la banda, literalmente despedida por el cantante.

Aunque Coverdale es uno de los más grandes vocalistas del género, la inestabilidad truncó un proyecto millonario que se situó en la cresta de la ola con clásicos como "Here I Go Again", "Still of the Night", "Looking for Love" o la balada poderosa más radiada de la década, "Is This Love" (con permiso de "Wanted Dead Or Alive" o "Every Rose Has Its Thorn").

Whitesnake nos regalaba un disco repleto de melodías perfectas, virtuosismo vocal e instrumental y arreglos de guitarra espectaculares de John Sykes.

DECADENCIA Y CAÍDA

Pero como decían los Poison, todas las rosas se marchitan y las espinas surgieron a principios de los 90, cuando los acólitos del grunge enterraron toda la ola de grupos glamourosos de pop metal del Sunset Strip angelino.

A partir de 1990, con la publicación del Nevermind de Nirvana, el grunge y los nuevos sonidos alternativos definieron el rock de una nueva era de camisas de franela y cuadros. Atrás quedaba la alegría y el desenfreno de los 80. Entrábamos en una etapa más depresiva.

Álbumes de versiones y directos aclamados por la crítica (Def Leppard), giras multitudinarias (Whitesnake) y nuevos discos potentes que han actualizado su sonido (Europe) han mantenido el interés por las tres grandes bandas del heavy comercial. Pero nada comparado con el recuerdo de sus gloriosos discos de los 80.