Ocho artistas han asumido el riesgo de trabajar en Tabacalera Promoción del Arte, con estrategias creativas con las que han ocupado unos espacios singulares que forman la exposición inaugurada hoy "Ocho cuestiones espacialmente extraordinarias".
Coincidiendo con esta muestra, el Ministerio de Educación y Cultura ha abierto también las puertas de la muestra "Desde Oaxaca. Edgardo Aragón".
Con artistas situados dentro de las corrientes artísticas contemporáneas internacionales, "Ocho cuestiones espacialmente extraordinarias" ha sido ideada por la comisaria Virginia Torrente especialmente para el edificio de Tabacalera, un lugar mixto donde la gestión institucional convive con la autogestión por parte de varios colectivos madrileños.
Los artistas Jacobo Castellano, Miren Doiz, Nuria Fuster, Fernando García, Hisae Ikenaga, Jaime de la Jara, Guillermo Mora y Miguel Ángel Tornero, han desarrollado sus estrategias creativas para ocupar el lugar.
Para ello, han partido del propio lugar de la representación y de su pensamiento para crear una narrativa que lo transforme y surjan auténticas propuestas de creación y pensamiento. Estos autores han asumido el riesgo de trabajar para un espacio con un marcado carácter.
Parten de ideas propias, conjugan un interés por la memoria y desmemoria de los objetos domésticos, los muebles, y otros enseres de uso cotidiano y lo deconstruyen buscado identidades escondidas, nuevas funciones, una mirada conceptual sobre los mismos, o simplemente, el absurdo de lo material y cotidiano que nos rodea, desde puntos de vista absolutamente personales.
Por su parte, en "Desde Oaxaca", Edgardo Aragón (Oaxaca, México, 1985) retrata, a través de imágenes herederas del paisajismo romántico del siglo XIX, la situación desesperada de los habitantes del México rural.
Esta zona se encuentra azotada por el abandono de la población debido al éxodo hacia las grandes ciudades o el control de los recursos naturales en manos de multinacionales.
Aragón crea un imaginario poblado de poéticas imágenes, metáforas y hermosos paisajes, generando desde la contemporaneidad de su trabajo, un universo visual heredero del realismo mágico latinoamericano.
Las imágenes (seis fotografías, tres vídeos y una instalación), conforman una muestra en la que los protagonistas de las narraciones, como los personajes de la literatura de Juan Rulfo, aparecen frecuentemente sin esperanzas, resignados e incapaces de luchar por mejorar su situación, presos de una cultura de la violencia arraigada desde la niñez y desde hace años en sus vidas.