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Más de una década ha pasado desde que el el compositor Tomás Marco terminó el libreto de su ópera "Tenorio", pero será mañana cuando ese "resumen" del mito de Don Juan llegue por primera vez al público, aunque no como una representación operística -no había "suficiente dinero"- sino en concierto.

"Por lo menos que se escuche", señala a EFE Marco (Madrid, 1942), que llevará mañana su "Tenorio" en versión concierto al Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial, tras haber puesto ya en marcha la grabación de un álbum en el que recoge esa misma obra.

El madrileño -Premio Nacional de Música y Medalla de Oro de las Bellas Artes- aún mantiene la esperanza de que "en el futuro se pueda representar", pero, de momento, está "muy ilusionado" por haber sacado "del cajón" un proyecto que quedó anclado después de que el festival que lo encargó, el X Estío Musical Burgalés, "se fuera a la porra" a causa de la crisis.

La obra, dice, aborda un mito "muy especial" del que ha intentado hacer "una especie de resumen" mediante la figura de Don Juan", como ya hizo con la de El Quijote cuando creó "El caballero de la triste figura".

En su "Tenorio", "buena parte" del texto pertenece a Zorrilla, por ser el más conocido, pero, además, subraya el compositor, quiso "darle una especie de vuelta" a la obra insertando características de otros "don juanes" de distintos autores, como Tirso de Molina, Molière o Lord Byron y haciendo referencia a parte del libreto de Lorenzo da Ponte para Mozart.

Las diferentes perspectivas de cada autor y también los distintos finales que crearon para el mismo personaje literario han servido para que Marco construya un final "en el que no se sabe o no se quiere saber" con claridad el destino del protagonista.

"Al final Don Juan es un mito y un mito ni se salva ni se condena; un mito convive con los otros para siempre", sostiene.

En cuanto a la parte musical, Marco revela que la versión en concierto de "Tenorio" sigue los parámetros de la ópera, dado que cuenta con tres solistas principales que califica como "estupendos" y un pequeño coro.

Aunque sí que quiso "huir de las grandes representaciones de la ópera, tanto de las de tipo romántico como de las de tipo expresionista" mediante un sistema de canto "moderno" y una música que es "muy de hoy", pero que al mismo tiempo "toma ciertos elementos del madrigal renacentista".

Propuestas como la suya, dice, pertenecen a ese tipo de óperas "que no son enormes pero que podrían tener una oportunidad de ser contadas" si hubiera más posibilidades.

"Haría falta que la estructura de producción de la ópera cambiara un poco en el país. Existen grandes teatros que hacen producciones, como el Teatro Real, el Liceu o La Maestranza, pero harían falta un tipo de teatro de tipo medio por el que podrían circular estas óperas", opina.

Podría ser también, añade, "un estímulo" para los compositores que no tienen "por qué empezar con que un 'teatrazo' les encargue un mamotreto grande" y la muestra de que se pueden hacer "cosas más modestas de medios" pero "muy interesantes".