El próximo 27 de enero llega a los cines españoles Múltiple, lo nuevo de M. Night Shyamalan. Un thriller de secuestros y suspense que deviene en un tratado sobre los trastornos de personalidad y la propia naturaleza humana en el que su protagonista, James McAvoy, afronta el complejo reto de interpretar a un hombre que encierra 23 personalidades diferentes dentro de su mente.
Como ya hiciera en su anterior trabajo, La Visita, en Múltiple el director de origen indio regresa a los patrones que marcaron sus primeros trabajos, producciones de suspense relativamente pequeñas alejadas de los colosales presupuestos que llegó a manejar en cintas como After Earth o Airbender, el último guerrero. Un ecosistema en el que, reconoce, se siente más cómodo y libre para contar sus historias.
En este caso la historia es la de Kevin, un hombre interpretado por James McAvoy que sufre trastorno de identidad disociativo, es decir, que en su fracturado cerebro coexisten veintitrés personalidades diferentes. Cada personalidad está totalmente convencida de quién es, y luchan por tomar el control llegando incluso a obligarle a secuestrar a tres adolescentes.
"Lo importante es el proceso de contar una historia. Y en este tipo de películas el presupuesto de cada día es tan bajo que puedo añadir unos días más en postproducción para corregir errores y puedo cambiar cosas de forma más rápida porque todo es más flexible", afirma el director en una entrevista durante su paso por Madrid para promocionar la película en la que también asegura que, el mundo del cine, normalmente, "más dinero supone pensar menos".
Múltiple parte del thriller de secuestros para poner en primer plano temas tan complejos y escabrosos como los abusos de menores o las enfermedades mentales. "La película comienza como si pudiera convertirse en una cinta de horror, torturas y demás. Pero cuando pasa un cuarto de hora mostramos al público que esto no va por ahí, que es algo diferente, distinto y raro. Incluso las víctimas se quedan desconcertadas y es algo singular y divertido", señala Shyamalan, que arrancando desde un crimen ha querido armar una historia "que va al 100% del trastorno de personalidad".
Y ahí es donde toma especial relevancia el trabajo de McAvoy, que interpreta un personaje que encierra otros 23 dentro de su cabeza, aunque en la película tan solo llegamos a ver a nueve de sus múltiples personalidades. "No hay muchos actores capaces de hacer un trabajo como este. La parte física, el humor, la empatía... y hacerlo sin exagerar, sin caer en la caricatura. No todo el mundo puede interpretar a una mujer y al segundo siguiente a un niño. Está al alcance de muy pocos".
NUEVE PERSONAJES EN UNO
Y para afrontar este trabajo, y conseguir diferenciar ante el público cada uno de los personajes que pelean dentro de la mente de Kevin, además de ayudas externas como el vestuario, uno de los mayores retos de McAvoy fue modular su voz y cambiar su lenguaje gestual de forma que el espectador sepa quién tiene el control de la mente de Kevin, pero sin caer en la exageración, sin romper el clima de tensión y suspense entrando en lo caricaturesco.
"Las cualidades vocales de cada personaje, sus acentos y entonaciones, fueron muy importantes, pero sobre todo los gestos, el aspecto físico eran la clave para mostrar que estaba con uno u otro personaje, para mostrar que habías cambiado de personalidad", señala el actor, que subraya que pasó mucho tiempo con Shyamalan modulando las voces, los gestos, la forma de sentarse y demás 'tics' de cada uno de los personajes.
A la hora de abordar un tema tan complejo como el de los desórdenes de personalidad, Múltiple lanza al espectador una gran cuestión: *Es la mente capaz no ya solo de condicionar, sino incluso de hacer mutar el cuerpo? Una premisa con la que McAvoy comulga porque, más allá de casos extremos con el de su personaje Kevin, lo vemos en el día a día.
"Es cierto. Si te enfadas tu presión arterial sube", afirma el actor, que hace referencia a los casos documentados que, en este sentido, estudió Shyamalan para preparar la película y que señalan que en pacientes con trastorno de identidad disociativo, si una de las personalidades cree padecer diabetes o colesterol el cuerpo podría producir cambios químicos para adaptarse a esa personalidad.
UNA PELICULA DE VICTIMAS
Una de las víctimas del personaje de McAvoy es Casey, la joven a la que da vida Anya Taylor-Joy. Una chica inadaptada, con un pasado y un presente muy difícil, lo que la convierte en la que más posibilidades tiene de sobrevivir a una situación extrema como la que presenta la película.
"Por lo que ella ha sufrido está más preparada que el resto de las chicas. También está aterrorizada, pero tiene unas capacidades increíbles; es paciente e inteligente, y sabe que debe recoger toda la información que pueda para salir de allí", afirma la joven actriz, que recientemente ha protagonizado otras cintas de suspense, cintas como La bruja o Morgan.
Pero el gran valor de Múltiple es, señala Taylor-Joy, que es una película con muchas capas en la que Kevin es a la vez el villano y la víctima de sus propias personalidades. Con ellas, con las nueve que muestra McAvoy en la película, comparte planos y asegura que, gracias al "increíble" trabajo de su compañero, no fue nada difícil adaptarse a la interacción con una o con otra. "James tiene un control tan alucinante de su cara y de su físico que podía saber inmediatamente con quién estaba hablando. Era como actuar ante nueve actores diferentes", sentencia.