El cuadro 'El Paraíso' de Tintoretto ha vuelto este lunes a su ubicación habitual en el Museo Thyssen-Bornemisza tras "un minucioso proceso de estudio y restauración", que se ha llevado a cabo durante 2012 en un espacio abierto a los visitantes ubicado en el 'hall' de entrada a la pinacoteca.
Este proyecto de preservación, que ha contado con el apoyo de Bank of America Merrill Lynch, ha conseguido que "todo aquello que solía ocurrir entre bastidores se abra al público", según ha explicado el director artístico del Museo, Guillermo Solana, que ha comparado el trabajo de restauración, que se ha desarrollado en una especie de 'pecera', con un "reality" artístico.
Tras el trabajo de colocación de la obra en su lugar habitual, que ha durado media hora, Solana ha explicado que tuvieron la idea de presentar la restauración "como se hacía en los teatros anatómicos", visible a todo el que pasaba por la entrada del museo, y afirma que han logrado "un interés del público mucho más íntimo y físico".
El director artístico del Thyssen ha valorado el resultado de este laborioso proceso y ha insistido en el compromiso de la Institución por "preservar los tesoros que han sido confiados al museo" y ha agradecido la colaboración del Bank of American Merrill Lynch a través de sus ayudas para la restauración de pinturas con el objeto de preservarlas para futuras generaciones.
LA "PEQUEÑA CAPILLA SIXTINA" DEL THYSSEN
Asimismo, Solana ha destacado que 'El Paraíso', la obra del pintor italiano del Siglo XVI, "rivaliza" con 'El Juicio Final' de Miguel Angel. "Hace de este 'hall' nuestra pequeña Capilla Sixtina", ha apostillado.
Por su parte, la portavoz de Bank of American Merrill Lynch, Kerry Miles, ha calificado como un "éxito" la restauración de la obra y ha insistido en el objetivo de su empresa de "conseguir que el arte esté a disposición del mayor número de personas posibles y en todo el mundo".
En este sentido, Miles ha señalado que la apuesta por arte "ayuda a reforzar vínculos entre la empresa, sus trabajadores y los clientes" y ha afirmado que "una economía próspera y sana necesita de las artes". De la misma forma, ha concluido que con este trabajo "se ha contribuido al enriquecimiento cultural del país" y que "muchas generaciones futuras podrán disfrutar de esta obra".
Finalmente, el jefe del Area de Restauración del Thyssen, Ubaldo Sedano, ha asegurado que este proceso ha ayudado a "aproximarse a la figura del artista de una forma muy personal e íntima", al entender su proceso de trabajo. "Vemos lo que corrige, lo que borra, lo que vuelve a poner... entra casi en el campo de la psicología", ha destacado.
PROCESO DE RESTAURACION
En una primera fase, los expertos trataron de devolver la estabilidad al enorme lienzo, de más de ocho metros cuadrados, estudiándolo en profundidad a través de macrofotografías, radiografías, reflectografías y análisis químicos, entre otras técnicas.
Gracias a los avances en fotografía digital, pudieron documentar fielmente la calidad cromática de la obra y todas las intervenciones precedentes, "evidentes en las numerosas alteraciones que se detectaron", según ha informado el museo a través de un comunicado.
En este etapa de la intervención se descubrieron también cambios relevantes en la composición de la obra que habían quedado ocultos a la vista, como, por ejemplo, la presencia de figuras desnudas a las que luego Tintoretto cubrió de ropajes, la modificación o incluso eliminación de algunos personajes y la existencia de inscripciones en varias escenas del lienzo.
En el laboratorio, los análisis químicos permitieron conocer con precisión los materiales originales utilizados por el artista. Así, se descubrió el uso de pigmentos muy valorados en la época, como el lapizlázuli, y su secreto: emplear polvo de vidrio mezclado con la pintura para reflejar la luz y dar luminosidad a la obra.