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Pablo Alborán: "El amor es el motor del mundo"
Tres años después de Terral, Pablo Alborán (Málaga, 1989) regresa renovado este viernes con Prometo, su cuarto disco de estudio, en el que se ha atrevido a jugar, experimentar y probar sonoridades inéditas en su carrera para así abrir nuevas puertas. "He podido hacer lo que realmente quería", recalca a Europa Press.
Y añade: "Es un disco distinto. Me apetece que la gente lo escuche con calma, sin prejuicios, olvidándose incluso de quien lo canta y de lo que he hecho anteriormente. Eso sería un logro con la fugacidad de los singles y las redes sociales, pero me gustaría que la gente lo cuidara y lo escuchara como antes, tranquilamente con unos cascos en el salón, tumbándose en la cama o en el coche".
Prometo es el resultado de dos años de reflexión, de crecimiento como artista. Un álbum en el que está todo lo que ha aprendido Pablo Alborán desde que editara su debut allá por 2011, sumando nuevas influencias como resultado de su curiosidad y evolución musical.
"Este disco nace de la calma, de un tiempo en mi casa en Málaga, con el ruido de mis sobrinos por la mañana, con el olor a sal del mar de mi ciudad", rememora, para luego resaltar que nace también de las "ganas de hacer algo distinto y también muy honesto, que mostrar nuevas facetas" que el público "no conoce" de él.
Porque, según afirma, el objetivo último no era "que la gente conociera nada", sino que él mismo se "sintiera libre" para hacer "realmente lo que quería y vaciarse" por completo en el camino. "De hecho, cuando terminé de escribir Prometo, que fue la última canción, supe que el disco estaba terminado. Eso es la primera vez que me pasa, porque en otros sientes que faltan cosas", remarca.
GRABACION CON JULIO REYES EN MIAMI
Partiendo desde su Málaga natal, la siguiente parada fundamental fue Miami para así poder trabajar con el productor Julio Reyes, "una persona que se mueve muy bien entre lo moderno y lo clásico y que ha trabajado con muchísima gente muy dispar".
Eso fue lo que llevó a Pablo a ir a su encuentro: "Sabía que iba a guiarme bien en esta exploración para que tampoco se me fuera la pinza. Que hay que pasarse, claro, pero siempre está bien que tengas a alguien que te ayude a no desvirtuarte. La música tiene que ser una explosión, no puede haber límites, pero es bueno tener un compañero de viaje que te ayude".
De la mano de Julio Reyes llegaron al álbum músicos de la más variada procedencia: El pianista colombiano Carlos Fernando López, el guitarrista estadounidense Dan Warner, el baterista de Nashville Aaron Sterling, el bajista argentino Guillermo Vadalá, el colombiano Ricardo López Lalinde, el batería jamaicano Almando Cresso, el multiinstrumentista venezolano Yasmil Marrufo y el percusionista también venezolano Richard Bravo.
También ha particiado Lolo Alvarez, guitarrista español y viejo compañero de gira de Pablo, mientras que la ginda la pone la colaboración especial de The City of Prague Philharmonic Orchestra. "Es un disco que no solo es libre a nivel sonoro, sino que todos los que están tocando han podido aportar su grano de arena", apunta el artista.
Asimismo, añde que la presencia de la Filarmónica de Praga ayuda a engrandecer el sonido general del álbum: "Nunca había grabado con una sinfónica y en este disco había temas que pedían tener unos pilares sinfónicos importantes. Casi todas las baladas e incluso algún tema rápido también".
SONIDO RENOVADO
Lo primero que el malagueño presentó de este disco a primeros de septiembre fue a través del lanzamiento simultáneo de dos singles, Saturno y No vaya a ser. "Quería mostrar los dos polos del disco, que la gente viera que está el Pablo que conocen, con una música más orgánica y un arreglo más pop romántico, pero también mostrar otro extremo donde hay más música electrónica y experimental", relata.
En esta línea, subraya que en este álbum hace cosas con la voz "que antes no hacía y también hay un mundo étnico lleno de colores e influencias de todo tipo". Con ese doble lanzamiento quería dejar clara la dualidad: "La gente que va a mis conciertos ya sabe que bebo de muchas fuentes, pero en los singles nunca lo habíamos probado".
"Porque oye, que este también soy yo. Pero no es por una cuestión de romper, sino por decir que hay mucho más aparte de lo que habéis conocido de mi en singles", apunta, para también agregar: "Me preocupa que yo me encasille a mí mismo, que yo me repita a mí mismo. Porque la música es mucho más que estar en un género musical, hacer balada o romanticismo, hablar de amor o desamor. La música es un lenguaje vital".
Lo que no cambia es la presencia del amor en los textos de las canciones, como afirma entre risas el malagueño, básicamente porque "el amor es el motor del mundo, es lo que lo mueve todo". Por eso, señala que en álbum "hay historias de encuentros y desencuentros con las que la gente se va a sentir identificada".
"El desamor, para escribir sí, pero para vivir no, no hemos venido aquí a sufrir", aclara con una carcajada al responder sobre si encuentra más inspiración en los momentos malos que en los buenos. "A la hora de escribir sí que es verdad que el desamor hace que uno rebusque aún más y que saque cosas que no sabía que tenía dentro", apostilla.
Pero aparte de abrirse a nuevos sonidos, también se abre a nuevos temas líricos en canciones como Boca de hule, una protesta por la situación política y social, con colaboración de Alejandro Sanz, como él mismo explica: "Estaba en Miami y empezaron a pasar muchas cosas alrededor, veía las noticias estando lejos de España dentro de esa burbuja que es el estudio de grabación".
"Empecé a sentirme impotente, con ganas de gritar y también de mostrar mi indignación y mi grito de libertad. Al final es como un cara a cara con el poder, con la corrupción, con la falta de libertad y diálogo. Empezó siendo un reggae, luego parecía una banda sonora muy oscura incluso, pero volvimos al reggae. Es uno de los temas más curiosos, es muy raro a nivel musical, tiene muchas atmósferas. Y sobre todo el mensaje tiene que quedar", recalca.
PLANES DE GIRA
Los planes de Pablo Alborán ahora pasan por promocionar este disco y presentarlo en directo en una gira "que arrancará en mayo en España". "Tengo muchas ganas de tocar este disco pero también de prepararlo bien, porque va a ser difícil llevarlo al directo. Hay mucho trabajo pero hay ganas", anticipa, sin querer desvelar más detalles sobre su regreso a los escenarios.
Con el disco ya en la calle, reflexiona el malagueño sobre el significado del éxito, que para él sigue "siendo lo mismo hoy que cuando" empezó "con la guitarra". "Era poder levantarme por la mañana y tener ese encuentro de sentimientos, de tener ganas de reír, de llorar, de pegar un salto. Eso para mí es el éxito mucho más allá de los números", plantea.
Y termina: "Ese encuentro de emociones es lo que todo ser humano desea al menos una vez en la vida, y yo lo tengo cada vez que saco un disco y cada vez que me subo a un escenario. El éxito no tiene que ver con los números, pero claro, que cuadren porque nos da de comer a todos y nos hace trabajar".