Oreja para Ventura y Leonardo en la primera de rejones de San Isidro

  • Satisfechos por la oreja y disgustados por no redondear

Una oreja cada uno pasearon los rejoneadores Diego Ventura y Leonardo Hernández en el primer festejo de toreo ecuestre de la Feria de San Isidro, mientras que el confirmante Andrés Romero se marchó de vacío.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros reglamentariamente despuntados para rejones de Fermín Bohórquez, mansurrones y "dejándose" en distinto grado. Destacó el primero, aplaudido. Tercero y quinto, en cambio, los de menos opciones.

Diego Ventura: dos pinchazos y rejón (ovación); y pinchazo y rejón fulminante (oreja).

Leonardo Hernández: rejón (ovación tras petición); y rejón trasero (oreja).

Andrés Romero, que confirmaba alternativa: rejón sin quebrar, dos pinchazos y medio rejón y, pie a tierra, tres descabellos (silencio); y pinchazo en el número, dos pinchazos más, rejón y, pie a tierra, descabello (silencio tras aviso).

La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde primaveral.

DIVERSIÓN SIN TRIUNFOS ROTUNDOS

Las corridas de rejones siempre son garantía de éxito en cualquier circunstancia. A pesar de un ambiente futbolero en el tendido, la plaza rozó el lleno para ver, sobre todo, a Diego Ventura, hombre récord del toreo a caballo poseedor de once "portazos" en la primera plaza del mundo.

Al final paseó un trofeo, idéntico balance que Leonardo Hernández con el peor lote. Andrés Romero, por su parte, no resolvió por falta de acierto con el rejón de muerte.

Ventura inició su primera labor parando al toro magistralmente bien con "Maletilla". Tras un único rejón echó mano el hispanoluso de "Chalana" para encelarlo a dos pistas y ejecutar cambios por los adentros, que no tuvieron tanto calado por el poco brío del astado.

Con "Milagro" realizó un doble quiebro y otro más citando muy en corto, y sobre "Remate" cerró faena con cabriolas, adornos y rueda de tres cortas "al violín" que propiciaron que la gente echara mano del pañuelo a la espera del rejón de muerte, que no entró hasta el tercer viaje, así que tuvo que conformarse con una ovación.

Una oreja paseó del cuarto, toro con movilidad pero de poquito celo, al que diseñó una labor seria y pulcra, rehusando de alardes para hacer un rejoneo sin concesiones.

Un sólo rejón de castigo dieron paso al espectáculo de las banderillas con "Nazarí" y "Oro", aunque lo que más caló entre la gente fueron los balanceos sobre "Mandela". A pesar del pinchazo previo al rejón de muerte final, de efecto fulminante, Ventura paseó el trofeo.

El primero de Leonardo fue más complicado que los dos anteriores, un animal "rajadito" que se dolió en banderillas, donde el rejoneador lució a "Verdi" en varios quiebros de exquisita ejecución y con "Xarope" en dos farpas más y tres cortas "al violín". Seria y esforzada labor del pacense, al que le pidieron una oreja que el presidente declinó.

Pero en el quinto, si. Leonardo cortó un apéndice gracias a una faena seria y clásica, de mucha entrega ante un toro mansurrón, un punto remiso, con el que brilló montando a "Amatista" y "Venenoso" en banderillas, citando de punta a punta y llegándole mucho a su antagonista.

Lo mejor de su quehacer, no obstante, fue un par a dos manos montando a "Xarope" clavando en todo lo alto. Entró nuevamente el rejón final a la primera, y aunque tardó en doblar el animal volvieron a surgir pañuelos en la petición de oreja, y esta vez el "usía" no tuvo otra que concedérsela.

Andrés Romero gustó en el toro de su confirmación a pesar de llevar a cabo una primera faena con notables desigualdades.

Acertó el jinete en dejarse el toro crudito con un sólo rejón de castigo, pero en banderillas alternó quiebros bien ejecutados con otros menos ajustados y piruetas ligeramente trompicadas, dejándose tropezar las monturas en un par de ocasiones. Tampoco estuvo fino en la suerte suprema, por lo que al final su labor fue silenciada.

Con el ambiente a favor por el triunfo de los compañeros, Romero salió a por todas en el sexto, combinando quiebros con banderillas de poder a poder sobre "Guajiro" y "Cantú". Se le vio más centrado al onubense, despojado de los nervios de su anterior actuación. Volvió a marrar entrando a matar y se esfumó el posible triunfo.

SATISFECHOS CON LA OREJA Y DISGUSTADOS POR NO REDONDEAR

Los rejoneadores Diego Ventura y Leonardo Hernández, que consiguieron una oreja cada uno en el primer festejo de la especialidad de San Isidro, se marchaban al término de la corrida satisfechos por el trofeo paseado, pero contrariados por no haber podido redondear la tarde con la Puerta Grande.

"Tengo una mezcla de sensaciones, ya que a pesar de estar contento por la oreja paseada, yo venía a otra cosa, a salir a hombros", manifestó a Efe un autocrítico Ventura, quien añadió que "si los que empiezan en esto no pueden dejar pasar oportunidades, las figuras mucho menos".

"Yo sé cómo he estado toda la tarde, no hace falta que nadie me diga nada de si he fallado con el rejón y si con algún toro me ha faltado un punto más. Soy el primero que reconozco mis errores y hoy no ha sido la tarde que esperaba", concluyó el hispanoluso.

El otro triunfador de la tarde, Leonardo Hernández, se lamentaba igualmente de la oportunidad perdida de haber logrado algo más rotundo y de su mala suerte con el lote que le correspondió en suerte.

"Uno viene siempre a Madrid a por más, a conseguir lo que se sueña cuando se está anunciado en la primera plaza del mundo. La verdad que mis toros han sido los más deslucidos, "rajados" y andarines, y aunque yo me he visto bien y la cuadra ha estado perfecta, siempre se quiere más", reconoció Leonardo.

La otra cara de la función la representaba el confirmante Andrés Romero, que se marchaba "muy disgustado" por echar por culpa del rejón de muerte una más que digna actuación.

"La gente ha disfrutado conmigo, pero no se puede fallar tanto en la suerte suprema como lo he hecho yo hoy, y menos en Madrid, la plaza fundamental para cualquier torero. Así que me voy molesto conmigo mismo por no haber estado como yo quería", finalizó Romero.