El Museo Thyssen-Bornemisza, PlayStation y un grupo de jóvenes desarrolladores se han unido para crear Nubla, un videojuego que propone un viaje onírico a un universo creado a partir de reinterpretaciones de algunas obras de la pinacoteca madrileña.
En Nubla no hay ni copias, ni plagios: las recreaciones de obras de artistas como Pablo Picasso, Erns Ludwig Kirchner, Edward Hopper, Paul Klee, Max Ernst o Marc Chagall son "deformaciones", en el sentido de que pierden su forma natural por cuestiones de derechos y también para poner en marcha un universo en movimiento.
Una de las responsable creativas del proyecto, Paula Sánchez Ferrero, ha explicado en rueda de prensa que la reinterpretación de los cuadros fue un reto: cómo partir de ellos, reflexionar sobre ellos y reimaginarlos con respeto al autor y de manera que mantengan una esencia identificable.
"Queremos que al jugar a Nubla se puedan sentir las mismas emociones que se generarían al contemplar los cuadros en directo", ha manifestado Sánchez Ferrero.
El director artístico del museo, Guillermo Solana, ha subrayado que los videojuegos tienen la capacidad de "crear mundos y permitirnos habitar en ellos" y ha pedido "paciencia" ante el debate de si el ocio interactivo ha de ser considerado arte. "El que algo sea un juego no supone una merma en su valor, en absoluto", ha aseverado.
El único límite establecido por el Thyssen en las recreaciones fue que no hubiera reproducciones fieles, que no hubiera copia manifiesta. Según Sánchez Ferrero, Nubla ha conseguido una "identidad propia muy definida".
Los artífices del videojuego han incluido una cuarentena de obras -impresionistas, expresionistas, surrealistas, futuristas y cubistas-. El criterio de la selección ha respondido a necesidades de guión: "Primero elegimos lo que queríamos contar, luego pasamos a vestirlo con los cuadros del museo, hicimos que el museo entrara en las historias", ha dicho el director del título, Daniel Sánchez Mateos.
"Buscar la conexión entre el jugador y el arte, eso era lo que tenía que primar", ha continuado la creativa.
UN MUNDO ONÍRICO SALPICADO POR PUZLES
En Nubla, dos niños entran en un museo de sueños en el que la memoria y la identidad se han disipado. Su tarea es recuperarlas a través de universos artísticos.
El equipo de desarrollo -formado por estudiantes de videojuegos de 18 a 26 años- ha hecho hincapié en que no se trata de un videojuego educativo al uso, de hecho no hay referencias textuales directas a las obras, sino de un mundo onírico salpicado por puzles.
El responsable del desarrollo educativo del Thyssen, Rufino Ferreras, ha matizado que Nubla es un "entorno único donde el protagonista se sumerge en los cuadros" y permite que las obras "salten los muros del museo".
Nubla está desde hoy a la venta en línea en la PlayStation Store y tanto sus creadores los como responsables del Thyssen han confirmado que quieren darle continuidad a este proyecto "abierto", que se ha pergeñado en un "laboratorio" de discusión conjunto.