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El torero Julián López El Juli es el protagonista de la obra biográfica El Juli sin comillas, escrita por su hermano Ignacio López, quien asegura sentir "mucho orgullo" por tenerle como hermano pequeño, y al que considera "un ídolo" como profesional taurino.

El libro se compone de dos partes, una más íntima en la que se descubre por primera vez la infancia y el vínculo más personal de la familia López Escobar, y una segunda en la que, despojándose del traje de hermano, Ignacio aborda la carrera profesional de El Juli con los ojos y la pluma de un partidario.

"He disfrutado mucho escribiendo sobre todo el aspecto de la infancia. He revivido recuerdos de mucha verdad; y la segunda parte, aunque hay alguna anécdota personal, quizás me llena menos, pues mi objetivo era desnudar, literariamente hablando, a mi hermano y dar a conocer su lado más humano", señala a Efe Ignacio López en una entrevista compartida con el propio Juli.

DESDE SAN BLAS

Vivencias que tienen su punto de origen en el madrileño barrio de San Blas, donde ambos dieron sus primeros pasos y donde vivieron la etapa "más bonita" de sus vidas, "cuando la inocencia y los sueños viajan de la mano", inconscientes absolutamente de lo que luego les depararía la vida", reconoce Ignacio.

"Julián y yo hemos estado siempre muy unidos. De pequeños compartíamos litera, jugábamos juntos, trasteábamos y, lo más importante, soñábamos con lo que queríamos ser de mayores, aunque a mi hermano pronto se le vio venir", aseguró el hermano mayor.

"Hay que decir aquí que el que 'bicheaba' más era él, aunque luego el que se llevaba las broncas era yo -irrumpió entre risas El Juli - yo tenía más pinta de travieso, lo reconozco, pero él ha sido más trasto que yo; ahora bien, mi hermano ha sido y es, sobre todo, un amigo para mí, un confidente, y como tal le quiero mucho".

Con los mismos hobbies, también en lo taurino, ambos hinchas acérrimos del Atlético de Madrid, poseen una complicidad tan grande que con solo mirarse se comunican, miradas que se cruzan antes de hablar de las dos personas más representativas para ellos: sus padres.

"Julián tenía a nuestro padre para el toro y a nuestra madre para la vida", afirmó elocuentemente Ignacio, palabras que El Juli ratificó y que completó: "mi padre se ha desvivido por mi sueño de ser torero, dándome todo cuánto tenía, y mi madre ha sido siempre un ejemplo de amor y sacrificio, el pilar de la familia".

UNA ESPINITA

Una familia que vivió los momentos más duros cuando El Juli se fue con 14 años a México para poder crecer como novillero y debutar con picadores.

"Han sido los momentos más duros de mi vida. Dejar a mi madre y a mis hermanos para empezar una vida nueva muy lejos de mi casa fue 'mucha tela', algo que se refleja muy bien en el libro pues se puede apreciar que el sufrimiento y el sacrifico fue de todos", aseguró El Juli.

Por eso, "el gran lastre" que siempre llevará consigo El Juli fue "el trato tan duro e injusto" que la opinión pública dio a su padre, a quien calificaron como manipulador y un aprovechado de su hijo, algo que Julián desmiente tajantemente: "mi padre lo dio todo por mí, por ver cumplidos mis sueños, y eso es lo más grande del mundo".

Sueño que empezó a cumplirse gracias a "Feligrés", novillo que indultó en 1997 la Monumental de México, punto de partida de una carrera meteórica en los ruedos, hasta llegar a convertirse, hoy en día, en máximo referente del toreo actual.

"Aquel día lo guardaré en mi memoria por siempre. Pero además de 'Feligrés' ha habido otros momentos cruciales como los seis novillos que maté en Madrid, la faena al toro Cantapájaros con el que salí a hombros en San Isidro de 2007 o la última Puerta del Príncipe de Sevilla", sentenció.

El Juli sin comillas recoge todas estas vivencias personales y profesionales, palabras escritas desde la admiración, el cariño y el orgullo de un hermano mayor que ha volcado sus más profundos sentimientos en una obra única con la que el lector puede ver que "el sacrificio, la lucha y el amor por lo que se hace al final tiene su recompensa".