Solo los más poderosos tenían acceso a los principales códices ilustrados medievales, signos de ostentación que ahora se abren al gran público a través de ediciones 'clonadas' con el color, tacto y olor original.
La exposición 'Tesoros bibliográficos. El arte y el genio al servicio del poder' permitirá ahora hojear esas réplicas maestras en Madrid en la Casa de Galicia de Madrid -entre el 4 y el 28 de octubre- de la mano de los trabajos del editor Manuel Moleiro, autor de las copias de estos tesoros bibliográficos inaccesibles en su mayoría y diseminados por museos y bibliotecas de Nueva York, San Petersburgo o París.
Los códices eran una auténtica "demostración de fuerza", relata Moleiro en una entrevista con Efe, un "signo de poder" del que echaron mano "Isabel en España, Maximiliano en Austria, Luis XII en Francia, o Ana de Bretaña", entre otros.
Rivalizaban entre ellos e invertían enormes fortunas para integrar en los equipos que producían los manuscritos a los mejores pintores de la época. Por ejemplo, cuenta Moleiro, el 'Libro de horas' de Ana de Bretaña costó 3.000 libras de la época (1505-1508).
El valor de los 'clones' de las obras que se verán en Madrid -como la Biblia de San Luis, el Breviario de Isabel La Católica, el Libro de horas de Enrique IV de Francia, el Libro de la Caza o el Atlas Vallard- fue el causante de que las piezas originales, hoy en las principales bibliotecas nacionales, hayan 'sobrevivido' a incendios, guerras y catástrofes.
No a la rapiña de Napoleón, recalca el editor, que explica que a medida que Bonaparte invadía Europa se llevaba piezas únicas a la Biblioteca Imperial, lo que también hicieron ingleses y, ya a través de compras en momentos de dificultad, los norteamericanos.
Comprar fue una vía que empleó, por ejemplo, la poderosa zarina Catalina la Grande, que durante la revolución francesa tenía en la embajada de Rusia en París a personajes dedicados exclusivamente a comprar estos grandes tesoros europeos.
Los 'clones' de Moleiro exijen habitualmente dos años de trabajo en bibliotecas como la British, la Nacional de Francia, Italia o Rusia, y centros como la Morgan y la Hungtinton, en Estados Unidos.
La selección se centra en trabajo 'iluminados' -ilustrados- relacionados con la cultura europea, pero también han duplicado un libro hecho en Estambul, como es el 'Libro de la felicidad', donde conviven imágenes de cinco iglesias cristianas con imágenes de la religión judía, el Corán, el Génesis, el Libro de las mil y una noches... Fue encargado por un sultán Murad III, contemporáneo de Felipe II.
En la exposición de la Casa de Galicia, la gente podrá tocar las ediciones facsímil, un "privilegio" que en su tiempo solo tuvieron -con los originales, claro- Isabel la Católica o Carlos V.
"Es una exposición única", para Moleiro, por agrupar copias que tienen exactamente el color de los libros originales y un soporte de pergamino vegetal estucado preparado por medievalista para pintar.
Las páginas tienen el mismo grosor, tacto y olor que el original, la misma piel -compra en Asia y en África- curtida, para conservar los grabados.
Dos personas trabajan in situ, donde está el original, en proyectos que finalmente suelen prolongarse incluso por varios años e integran a unas 40 personas. Su resultado son libros de reyes y emperadores, abiertos siglos después al gran público.