Los superhéroes son ya un género en el cine, y uno muy rentable, razón por la que Marvel y DC no dejan de explotar su cantera a la búsqueda de nuevos personajes para la gran pantalla. El último en llegar ha sido Deadpool, irreverente, vulgar, divertido y con poca madera de héroe. Es el primero que protagoniza una historia pese a que su objetivo no sea salvar al mundo, sino más bien, llevar a cabo una venganza de lo más personal. Y aunque recibe ayuda de alguno de los mutantes buenos de X-Men, se basta solito para atraer al público, como demuestran los primeros datos de recaudación.