Cien obras forman el recorrido de la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza dedica a Darío de Regoyos, el impresionista español, el único que rigurosamente se puede relacionar con el impresionismo como movimiento europeo y que como tal tuvo que sufrir la crítica en un momento en que primaban los cánones académicos.
Así lo consideró Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, para quien aunque no se trata de un artista desconocido para el público español, ya que ha estado presente en nuestras vidas durante muchas décadas, "no ha sido puesto en valor en la medida suficiente".
Para ello, y con motivo del centenario de su muerte que se celebró el pasado año, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde la exposición pudo verse anteriormente, el Thyssen y el Museo Carmen Thyssen de Málaga, se han unido para organizar esta amplia retrospectiva.
De Regoyos (1857-1913) es uno de los artistas preferidos de la baronesa que ha cedido para esta exposición tres destacadas obras, de las cuatro de posee: Paisaje nocturno nevado (Haarlem), Almendros en flor y Paisaje de Hernani, estas dos últimas cedidas en el Museo Carmen Thyssen Málaga, donde viajará la exposición el 26 de junio.
En opinión de Solana, una de las características de De Regoyos "fue su conexión con la vanguardia francesa y belga, hecho que lo distingue de la pintura española de la época". La originalidad cromática y la audaz representación de los fenómenos lumínicos y atmosféricos hacen de los paisajes uno de los episodios más innovadores del panorama artístico español del momento.
De origen asturiano, se relacionó con artistas como James Ensor, Camille Pissarro, Georges Seurat, Paul Signac o James McNeill Whistler, llegando a formar parte de los grupos europeos de vanguardia L'Essor y Les XX.
A lo largo de su vida realizó numerosos viajes por España, Bélgica, Holanda, Francia e Italia en busca de motivos pictóricos. En 1885 se trasladó a Londres con su amigo el poeta Émile Verhaeren, con quien años después recorrió la geografía española, experiencia que dio origen al libro España negra (1899).
De Regoyos fue uno de los pocos artistas españoles que adoptó las teorías impresionistas y que, a pesar de la incomprensión de una parte de la crítica, se mantuvo fiel a ellas.
La exposición se inicia con obras de los primeros años, cuando viajó por primera vez a Bruselas y conoció a los artistas más innovadores del momento. Ya en esta etapa mostró su interés por los efectos lumínicos y pintó sus primeros nocturnos, afirmó Juan San Nicolás, comisario de la muestra y experto en la obra de Regoyos.
El espacio siguiente muestra obras de paisajes y rituales de la España provinciana, más tradicional y en ocasiones sombría, fruto del viaje que hizo junto a Émile Verhaeren. El pintor dedicó numerosos óleos y obras sobre papel a este mismo tema que, hasta comienzos de siglo, alternó con los paisajes impresionistas.
"Divisionismo" es el título del apartado que muestra el interés del artista por el neoimpresionismo o divisionismo tras conocer en París y Bruselas sus primeras formulaciones de la mano de Seurat, Signac y Pissarro. Este periodo fue breve ya que le impedía pintar al aire libre. Después empleó el puntillismo de manera ocasional.
El espacio más amplio de la exposición y núcleo de las misma es el dedicado al impresionismo. En opinión del comisario, De Regoyos es el artista que mejor representa al movimiento impresionista en la pintura española, con un estilo que se puede denominar plenamente impresionista en un sentido amplio y que desarrolló a lo largo de toda su trayectoria artística.