Los israelíes Aaron Keshales y Navot Papuchado fueron galardonados en el Festival de Sitges con el premio a mejor director por esta comedia negra, que también obtuvo el premio de mejor banda sonora.
El asesinato de unas niñas, con claros síntomas de haber sido víctimas de abusos sexuales, pone en contacto a tres hombres que convivirán en el interior de un sótano en donde no tendrán cabida ni las leyes ni la piedad y donde las figuras de víctima y verdugo se confundirán con cada nuevo acontecimiento.