El pianista y director de orquesta Daniel Barenboim ha defendido la libertad de expresión y de opinión ante los atentados registrados en Paris la pasada semana que comenzaron con el ataque al semanario satírico Charlie Hebdo, al tiempo que ha precisado que el único límite es el buen gusto.
El músico argentino ha presentado el concierto 'Música por la paz' que ofrecerá en el Auditorio Nacional de Madrid el próximo sábado 17 de enero con la West-Eastern Divan Orchestra, y cuyas entradas ya están agotadas. La recaudación de estas 30.000 entradas se destinará de manera íntegra a La Rueda Asociación, entidad que coordina el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural de Obra Social "la Caixa", en los barrios de Pueblo Nuevo, en Madrid.
Durante un encuentro con la prensa, Barenboim ha señalado que el atentado a la sede del periódico satírico Charlie Hebdo es un tema "muy complejo" y cree que en primer lugar hay que hablar de la "libertad de prensa y de opinión" y del hecho de que "uno que no está de acuerdo con eso no tiene ningún derecho de ir a matar", algo de lo que opina "no hay duda". En este sentido, ve importante ver "qué representa realmente la libertad de prensa y cuáles son las consecuencias". A su juicio, "el único límite es el límite del buen gusto".
En todo caso, se ha mostrado contrario a sacar ningun lección de convivencia tras los atentados en Francia. "No podemos estar aceptando este tipo de violencia para aprender lecciones", ha enfatizado.
En cuanto a las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con las que exortó a los judíos franceses a emigrar a Israel, Barenboim considera sus palabras una algo "paralelo a una declaración antisemita", puesto que lo que dice es que "los judíos son diferentes": "En el momento que se dice "dejad Francia" u otro país, se afirma que nosotros los judíos no podemos vivir con otras personas con otra creencia o modo de pensar", ha advertido.
EL ANTISEMITISMO NO ES UN ARGUMENTO
En este sentido, ha precisado que aunque ve "evidente" que cualquier judío en el mundo tiene "derecho a ir a Israel" y vivir en un país en el que por ahora están "en mayoría", no sirve el argumento de que van a "sufrir antisemitismo".
Además, ha valorado el reconocimiento que hace el gobierno francés y el propio pueblo acerca de la "importancia de la presencia de judíos en Francia", y ha aplaudido las diferentes declaraciones que hubo en el mundo, por las que se desvincularon estos actos terroristas del Islam.
En cuanto a la manifestación celebrada en París el pasado domingo, a la que acudieron la mayor parte de los líderes mundiales, a excepción de Estados Unidos -país que estuvo representado por el embajador-, Barenboim considera "inadmisible" que no haya acudido ningún "representante de alto grado" y cree que se trata de una "señal bastante clara del papel que juega en el mundo", en su opinión, "menor de lo que era antes".
"Hasta hace 20 años tenían autoridad moral gracias a lo que hicieron tras II Guerra Mundial. *Qué han hecho desde entonces, comparable con eso?", se pregunta el director, quien precisa que no se trata de una "crítica personal al presidente".
EL PAPA, "EJEMPLO" DE CONVIVENCIA
Barenboim, quien dirige en la West-Eastern Divan Orchestra a un grupo que reúne con espíritu de concordia a jóvenes talentos musicales palestinos e israelíes, ha puesto énfasis en el papel que ha jugado el Papa Francisco en la búsqueda de un camino hacia la "convivencia" entre Israel y Palestina, puesto que, a su juicio, es "necesario un sendero que permita la comprensión entre ambas partes". "El es el mejor ejemplo que ha habido en los últimos tiempos", ha subrayado.
El director ha hecho referencia a la visita que hizo a ambos territorios, en las que, a diferencia de los políticos, tuvo el "coraje excepcional" de decir "cosas nada agradables" y después invitó a ambos presidentes a rezar en el Vaticano. "Lo que quiso decir el Papa es que todo lo que se ha hecho hasta ahora en Oriente Próximo no ha funcionado. La prueba está en que el conflicto cada vez es más duro y fuerte, con menos comprensión con las necesidades del otro", ha resaltado.
"Ir a una negociación para buscar compromiso es algo que se puede hacer con un problema económico o político, pero no con un problema humano. El conflicto no es entre dos naciones (Palestina no es una nación aún), sino entre dos pueblos. Hay que llevar a que la gente entienda y acepte la narración del otro y una vez que haya habido esta aceptación, ahí se puede empezar", ha añadido.
La orquesta que dirige está compuesta por miembros de diferentes pueblos y precisamente en la convivencia entre las diferentes creencias no busca un "consenso político", porque sabe "de antemano" que no lo puede conseguir, pero sí la aceptación de la narración del otro. Y, aunque sabe que no se puede esperar simpatía de un lado hacia el otro, sí debe haber "compasión", una "calidad moral" que exige a estos músicos y que puso de relieve el pasado verano durante el recrudecimiento del conflicto entre Palestina e Israel, cuando varios miembros pensaron en no acudir. "Pero tuvieron buena educación y coraje", ha dicho.
TANTOS ADMIRADORES COMO CRITICOS
Desde la creación de esta orquesta en 1999, la situación ha empeorado entre ambos pueblos y "evidentemente", su director es más pesimista. Aunque no ha recibido "amenazas", sí le han llegado "críticas". "Nuestra orquesta tiene muchos admiradores en el mundo árabe y en Israel, pero el mismo porcentaje de críticos. Si tenemos admiración y crítica por ambas partes, algo de lo que hacemos debe estar bien", ha dicho.
Su poder de convocatoria es indudable y prueba de ello es que ya están agotadas las entradas para el concierto que ofrecerá este sábado esta orquesta en el Auditorio Nacional, en el que interpretará piezas de Claude Debussy, Pierre Boulez y Maurine Ravel.