El pianista Alfred Brendel ha compilado su "experiencia musical intensa" en el libro de ensayos 'Sobre la música. Ensayos completos y conferencias' (Acantilado) ha explicado la editora, Sandra Ollo, junto al pianista este jueves en rueda de prensa.
El libro de Brendel (Wiesenberg, Moravia, 1931), considerado una de las leyendas del piano, empieza con una advertencia para el intérprete de Wolfgang Amadeus Mozart: "Con tocar el piano, aunque se haga de manera impecable no basta".
De esta manera, en sus ensayos glosa a compositores clave de la historia centroeuropea con impresiones, reflexiones y aspectos de la obra de Ludwig van Beethoven, Franz Schubert, Robert Schumann, Felix Mendelssohn, Franz Liszt, Johannes Brahms, Arnold Sch÷nberg y Johann Sebastian Bach, además de Mozart.
Tras abandonar los escenarios en 2008, Brendel ha manifestado su interés por el surrealismo y Dadá, de quien ha escrito un ensayo recientemente, aunque ha avisado: "El que busque ver a Dadá en mi forma de tocar el piano está llamando a la puerta equivocada".
Para el pianista, escritor y poeta, "la música no es solo una cuestión de forma y estructura, y comprende también la esfera del sentimiento y de la psicología", y no tiene una conexión directa con la realidad.
"Lo bonito es que la música no se deja acotar de forma directa con la realidad", ha observado el pianista, que ha lamentado un exceso de tecnicismo en pianistas actuales, a los que ha alertado de un exceso de pericia que impide tocar de forma lenta.
Ha cargado contra un exceso de dogmatismo en la interpretación de las partituras de grandes compositores, y ha reivindicado la evolución del intérprete y el hecho de que "las obras maestras son diferentes entre sí".
MUSICA SONANDO EN SU CABEZA
En su cabeza sigue pensando en la música y, a veces, algunos detalles que cambiaría en la forma de interpretar, ha contado, y ha expresado su preocupación por hábitos de ejecución en función de los distintos instrumentos.
Sobre la música de las bandas sonoras, se ha limitado a alabar la que hizo Charles Chaplin para sus películas, así como la que compone Jim Jarmusch para las suyas, y, después de criticar las melodías que surgen de la industria cinematográfica de Hollywood, ha elogiado también películas sin música como las de Luis Buñuel, en que ésta tiene una presencia muy reducida.