Con la ironía como herramienta, la amistad entre dos hombres y el amor incondicional de una mujer como fondo, y la tartamudez como anécdota, Adrian Lastra se convierte a partir del próximo 29 de mayo en el Teatro Español de Madrid en Bertie o en su defecto en el rey Jorge VI, en El discurso del Rey.
Lo más complicado del personaje no es la tartamudez, sino todos los traumas que ha podido sufrir y el valor de la amistad", ha explicado Lastra en una entrevista concedida a la agencia Efe.
"El discurso del rey" es una historia de "superación y valentía", escrita por el dramaturgo David Seidler en la década de los 80, sobre la relación del rey Jorge VI con su logopeda, pero que por petición de la viuda del rey, Isabel Bowes-Lyon, Seidler tuvo que mantener guardada en un cajón hasta que esta muriese."Y casi, casi, muere Seidler antes", bromea Lastra, pues la reina consorte murió en 2002, a los 98 años de edad.
En 2010 el director Tom Hooper decidió recoger en un filme la historia del rey inglés, entre el discurso del príncipe Alberto en Wembley en 1925 y el discurso de declaración de la guerra a los alemanes, ya como Jorge VI en 1939.
Lastra era consciente de que era un personaje "muy complejo" y la película que se hizo de la obra, "muy conocida" -obtuvo siete premios Óscar, con Colin Firth como mejor actor protagonista-. Por eso, avisa de que no se trata de una versión teatral de la película. Y su interpretación "no se va a parecer", en ningún caso, a la que hizo el actor británico, y no porque no se pueda, sino porque es una interpretación teatral "del texto de David Seidner", explica.
Su mayor miedo no era la tartamudez, sino los miedos del rey inglés, aunque reconoce que sí existe el peligro de que la tartamudez, cuando se lleva a la ficción, puede derivar en comedia, y más si eres Adrián Lastra: "Tengo una vis cómica muy presente en mi persona", cuenta.
Durante el primer ensayo, y tras tres horas tartamudeando, el actor no podía parar y le entró bastante ansiedad: "Fue mi madre la que de repente me dijo, 'Adri, que estás tartamudeando'". Su mayor preocupación son "todos los traumas" que tenía el rey y, sobre todo, recalca, "el valor de la amistad" con el logopeda: "Por culpa del doctor Logue, Inglaterra y Bertie son lo que son; si no, imagínate lo que hubiese sido", apunta Lastra.
Sin apenas escenografía, la obra es "muy shakespeariana" para el actor de "Velvet", con transiciones a base de luces y con la dificultad añadida de que en el teatro no existen los primeros planos, por lo que la "vivacidad" y la "energía" serán piezas claves.
Roberto Álvarez es el dr. Logue, un hombre al que describe como "mucho más simpático y vivaz" en la obra teatral que en la película, para darle más ritmo a la escena, pero manteniendo el carácter del personaje interpretado por Geoffrey Rush, un hombre que "ha crecido y se ha curado a sí mismo".Todavía en proceso de creación, Álvarez no quiso trabajar su personaje a través del miedo, sino al contrario, como "una persona curada a sí misma".
Emilio Hernández ha sido el encargado de la adaptación y se ha permitido alguna que otra licencia en favor de la dramaturgia y también habrá mucho baile para "embellecer" el resultado final de la obra.