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A 1.274 kilómetros de Madrid y a orillas del río Támesis nos encontramos con uno de los epicentros del saber más importantes de todo el planeta: Oxford. Años de historia y educación, verdes praderas y tradiciones marcan la vida de una ciudad, conocida por su particular arquitectura como la ciudad de las agujas objetivo de muchos madrileños que han llegado hasta aquí para labrarse un buen futuro.

Alberto, madrileño del barrio de Embajadores, se fue a Oxford a estudiar la carrera que ahora le permite imvestigar por qué hay genes que mutan y provocan cáncer. Quedamos con él a punto de coger una trainera para navegar por el río Támesis, el río que lleva hasta Londres desde Oxford. El remo es uno de los deportes más populares del Reino Unido y las universidades de Oxford y Cambridge llevan más de 160 años retándose. Hasta el momento, gana Cambridge por 81 a 79.

Comenzamos nuestro peregrinar por los college de la Universidad yendo a Christ Church, uno de los más grandes y famosos de todo el campus. Hasta 13 primeros ministros británicos han sido alumnos de este centro que cuenta con una imponente catedral del S.XIII.

Por supuesto, nos llevó a su propio colegio, el Corpus Christi College . Fundado por el obispo Richard Foxe en 1517, Alberto nos enseñó cómo es el típico desayuno inglés: huevos, bacon y salchichas, con un coste de tan sólo 3 euros. Vivir en el colegio cuesta casi 600 euros al mes y la carrera al completo supone alrededor de 12.000 euros al año.

En nuestra ruta estudiantil pasamos por el All Souls College, un lugar en el que impartió clases de literatura en los 80 el escritor Javier Marías; y el Exeter College. En este centro, la primera mujer que se doctoró fue la mismísima Reina Sofía. Un detalle que llama mucho la atención en el Exeter College es su imponente capilla (todos los colleges tienen una).

Ya fuera del campus visitamos uno de los símbolos más característicos de la ciudad: el Puente de los suspiros, una copia de su homónimo en Venecia.

Andrea, madrileña de Carabanchel, nos recibió en Woodstock, dentro de un cedro de más de 300 años. Un lugar con encanto donde se rodó La orden del Fénix, una de las películas de la saga de Harry Potter.

Nos llevó al palacio de Blenheim, construído en el s.XVIII y que forma parte uno de los parajes naturales más impresionantes de todo el condado de Oxford. De hecho, aquí se ha rodado la última película de James Bond, el agente 007: Spectra. Una visita al palacio cuesta 30 euros.

Luego fuimos a una granja situada en Abingdon, a 14 kilómetros al sudoeste de Oxford. Allí nos encontramos un un grupo ingente de pavos, listos para la Navidad. Nada más que comentar...

Cambiando de registro, visitamos la fábrica de coches Mini (marca que pertenece a BMW) que es el negocio donde trabaja el novio de Andrea. Al día se fabrican 100 vehículos que surten a todo el mundo. Aunque no nos dejaron ver la cadena de montaje, sí pudimos ver el precioso museo de la marca.

Nos despedimos de esta simpática pareja en Faringdon, en medio de la celebración de Halloween y la Noche de las hogueras.

Nuestra siguiente madrileña Carmen, del barrio de Canillas, es una investigadora feliz de haber acabado en Oxford. Nos recibió en Carfax, el punto de encuentro más típico de Oxford. Algo así como la figura del Oso y el Madroño en Madrid. Se trata de un cruce de caminos entre las calles más importantes de Oxford donde luce la imperial Torre de Carfax.

En un sitio como Oxford no podía faltar una gran biblioteca. Fuimos a conocer Bodleian, la segunda biblioteca más grande de Inglaterra. Allí estaba la Radcliffe cámara que es el edificio más emblemático de Oxford y que contiene unos 600.000 libros.

Subimos los 167 escalones de la iglesia anglicana de Santa María para poder degustar las mejores vistas de todo Oxford. De obligada visita.

También nos asombró su museo de ciencias naturales. Es de 1855 y la entrada es gratuita.

Nos despedimos de Carmen tomando una Mahú (una litrona de Mahou) en el Café Tarifa, uno de los locales más famosos de Oxford para los españoles.

Micaela, madrileña de Islas Filipias, nos recibió en una barquita y dimos un paseo con ella por el Támesis. Media hora cuesta 30 euros.

Una vez fuera del agua, fuimos a visitar el castillo de Oxford, una de las atracciones turísticas del lugar. Tiene casi mil años de antigüedad y es de la época de los normandos. Visitamos sus celdas.

El Covered Market fue nuestro siguiente objetivo. Es el mercado principal de la ciudad. Nos despedimos en Posh Fish!, uno de los típicos fish and chips británicos