Si quieres pasar una auténtica velada lisboeta, no puedes perderte una cena con espectáculo en alguna de las casas de fados que hay repartidas por la ciudad. El fado nació en los barrios humildes como expresión artística del sentimiento más puramente portugués, la saudade.
La luz ténue, los acordes de la guitarra portuguesa y la voz, a veces melancólica, a veces desgarrada, de los y las cantantes de fado, crean una atmósfera especial que merece la pena conocer.