En 1981, cuando España estaba aún sumida en los denominados “años de plomo”, cuando los familiares de las víctimas del terrorismo de ETA tenían que bajar la cabeza y enterrar a sus muertos en silencio y por la puerta de atrás, tres mujeres valientes, Isabel O’Shea, Ana María Vidal Abarca y Sonsoles Álvarez de Toledo, dieron un paso al frente para reivindicar la memoria de los asesinados por los terroristas. Estas tres mujeres, sin más medios que su intuición, su decisión y su dignidad como familiares de los asesinados y amenazados por ETA, constituyeron la denominada “Hermandad de Familiares de Víctimas del Terrorismo”, asociación que pocos años después pasaría a tener el nombre de AVT (Asociación de Víctimas del Terrorismo). “No he de callar” es un documental-entrevista que rememora cómo fue aquella lucha a través de dos de las fundadoras de la AVT, Ana María Vidal Abarca y Sonsoles Álvarez de Toledo (la tercera fundadora, Isabel O’Shea, falleció el 5 de mayo de 1997).
“La gente murmuraba que éramos poco menos que tres chifladas”, reconoce hoy día Ana María Vidal Abarca. Vidal Abarca, viuda de Jesús Velasco Zuazola, asesinado por ETA el 10 de enero de 1980 en Vitoria, recuerda que las tres fundadoras eran simples amas de casa que decidieron emprender su particular batalla por su cuenta y riesgo, sin ayuda de las instituciones, sin apoyos económicos, sin más herramientas que su intuición y su empuje: no tenían un duro cuando empezaron, ni subvenciones, ni apoyo del Estado. Recuerdan cómo empezó todo: con una anuncio en un periódico y un apartado de correos donde invitaban a los centenares de viudas y familiares de asesinados por ETA a que se pusieran en contacto por carta con ellas para ponerle nombres y apellidos a quienes tanto dolor estaban sufriendo en silencio. Ana María Vidal Abarca y Sonsoles Álvarez de Toledo recuerdan con amargura: “el Estado no daba un paso. Tuvimos que ser nosotras”.
“No he de callar”, que cuenta también con la participación de la Actual Presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, es un documental donde la memoria de los asesinados por ETA se reivindica únicamente a través de la palabra: las imágenes de los atentados son sustituidas en este caso por la impresionante soledad del bosque Oma de Ibarrola: “No he de callar”, en el año de la celebración del trigésimo aniversario del nacimiento de esta entidad, reconstruye los recuerdos de tres mujeres que decidieron hablar cuando todo el mundo permanecía en silencio.