El París Saint Germain, el único equipo que ha ganado todo por lo que ha competido esta temporada, propone el enésimo desafío a Diego Simeone, desde hace diez días sobre el terreno, inmerso en el plan para el primer duelo del Mundial de Clubes, enfrentado al vértigo con el que juega el campeón de la Champions.
Demostrado de forma abrumadora en la final de la máxima competición continental, con el demoledor 0-5 con el que apabulló al Inter de Milán en Múnich, sólo su relajación final en la Ligue 1, con el título ganado con siete jornadas de antelación, han rebajado los números del equipo francés: 43 victorias, 8 empates, 7 derrotas y 152 goles favor.
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No hay un despliegue más temible en ataque en la actualidad en el fútbol europeo ni mundial, ni unos mecanismos tan concluyentes con espacios, en el cambio de paso, como el bloque que ha creado y compactado Luis Enrique Martínez, incluso entre las dudas para este domingo de Ousmane Dembele y Bradley Barcola, lesionados hace una semana en la Liga de Naciones, a la espera de su evolución para determinar el momento de su concurso.
Dembele, 33 goles y 16 asistencias en 49 partidos este curso, tiene una punta de velocidad de 34,83 kilómetros por hora. En condiciones normales sería titular este domingo en el Rose Bowl de Los Ángeles, ahora no lo parece por su dolencia sufrida hace ocho días en las semifinales de la Liga de Naciones. Aún no se ha entrenado con el grupo en el par de entrenamientos a puerta cerrada que ha hecho el equipo parisino por ahora en Estados Unidos.
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Bradley Barcola, su recambio, también en duda, es aún más veloz: 36,68 kilómetros por hora. Es el récord de la campaña no sólo en el PSG, sino en las grandes competiciones, según datos de Be Soccer Pro.
El extremo izquierdo, crucial y titular al principio de la temporada, ahora no, ha sumado 21 goles más doce asistencias en 58 duelos. Y recorre 346 metros al esprint cada partido.
Doué y Kvaratskhelia, nuevos factores decisivos
Le ha ganado en la competencia Desiré Doué, 20 años, sensación reciente del equipo, con 15 goles y 14 asistencias este curso y con ocho de sus tantos en los últimos 15 choques.
Alcanza un pico en el esprint de 35,52 kilómetros por hora y, sobre todo, promedia 55 acciones a alta velocidad (a entre 20 y 25 km/h) por encuentro. En el duelo entre ambos en noviembre, apenas jugó los instantes finales. Ahora es una pieza clave.
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Y no estaba Kvicha Kvaratskhelia, el extremo izquierdo, fichado el pasado mercado de invierno al Nápoles por 70 millones de euros. Surge rompedor, inalcanzable y desbordante, pura velocidad y competitividad, autor de siete goles y cinco asistencias en los 25 partidos que ha disputado desde su traspaso. Su carrera más rápida es a 34,47 Km/h.
Su frente de ataque es rapidez, verticalidad y contundencia, lanzado aún más cuando roba el balón a través de su afinada presión, por los centrocampistas Joao Neves, el fenomenal Vitihna y Fabián Ruiz y con aún más vuelo todavía cuando irrumpen desde los laterales tanto Achraf Hakimi, por la derecha, como Nuno Mendes, por la izquierda.
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El internacional marroquí, nueve goles pese a su condición de lateral en 48 encuentros, tiene un pico de velocidad de 35,75 kilómetros por hora. Y recorre 371,61 metros de media por partido al esprint.
Con la misma fuerza y solvencia se despliega por la izquierda el mejor jugador de la final y del torneo en la última Liga de Naciones con la selección portuguesa: Nuno Mendes, que corre a 35,74 y cubre 253 metros por encuentro a alta velocidad.
Presión y precisión
Bajos esos parámetros, comparable pero no tanto con el único precedente entre ambos equipos, porque el PSG aún no había afinado tanto sus mecanismos más decisivos y sobre todo su pegada, Simeone prepara al Atlético para ganar, competir y responder, en situaciones que exigirán una precisión absoluta en la entrega para prevenir los contragolpes.
En su posesión, el Atlético debe ser muy certero en sus ataques. Una perdida es una invitación a la salida del PSG.
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Igual que entiende especialmente importante la presión a la pérdida, para limitar el espacio y el tiempo de maniobra del PSG, cuando Nuno Mendes o Achraf Hakimi echan a correr a la contra, cuando Vitinha, Joao Neves o Fabián rompen líneas y conectan con los extremos; cuando incluso Kvaratskhelia es capaz de atravesar el campo entero a golpe de zancada y una conducción tan elegante como incontenible; o cuando Doué enciende todo su talento.
Con cuatro atrás y cinco en el medio, previsiblemente, entre las ayudas que propondrá en cada línea del terreno Simeone, como ya hizo en el duelo del pasado 6 de noviembre en el Parque de los Príncipes, con un 1-2 a última hora a favor del Atlético tras una exhibición de Jan Oblak, Marcos Llorente se medirá a Kvaratskhelia.
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El lateral derecho, más veloz que el georgiano, contra el extremo izquierdo. O viceversa, porque el futbolista madrileño también se despliega con determinación hacia arriba. Y lo necesita el Atlético.
A Javi Galán, previsiblemente el lateral izquierdo (también están las alternativas más defensivas de César Azpilicueta o Reinildo Mandava) le tocará contra el extremo derecho, seguramente Desiré Doué, dependiendo de si Dembele o Barcola están o no listos y de cómo configura Luis Enrique el frente de tres atacantes, con quién por el medio de todos.
Giuliano, contra Nuno Mendes
A sus laterales, a Achraf y Nuno Mendes, les tocará enfrentarse a Giuliano Simeone, con una punta de velocidad igual que ellos (35,74 kilómetros por hora esta temporada, la segunda mejor del Atlético, sólo por detrás de Nahuel Molina, con 36,21) y, probablemente, a Julián Alvarez, quizá echado a la izquierda más que en la delantera, si finalmente Simeone apuesta por un 4-5-1 en defensa que muta en ataque hasta el 4-3-3 o recurre al 4-4-2 más habitual del curso.
'La Araña' tampoco tiene nada que envidiar en cuanto a la velocidad a Hakimi, con 35,61 kilómetros por hora de esprint más rápido en este curso, con 39,36 acciones de media a alta velocidad y como un hombre esencial este domingo no sólo contra el vértigo del PSG, sino, sobre todo, por la victoria del Atlético, cuya ambición es el triunfo.
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Porque el París Saint Germain también tiene lagunas. Cuando su presión no está cien por cien ajustada, cuando sus líneas son sobrepasadas por su rival, los espacios con los que el conjunto parisino disfruta hacia adelante también los permite hacia atrás, a la espalda de su ataque y su medio campo, expuestos como quedan William Pacho y Marquinhos, sus centrales del once tipo, y Gianluigi Donnarumma, su portero. Ya lo aprovechó el Atlético, en el 1-2 en París.
