2-2. Benfica remonta dos goles y frustra a Boca Juniors

Boca Juniors y Benfica firmaron tablas (2-2) en el que, hasta ahora, ha sido sin lugar a dudas el mejor partido que nos ha ofrecido este Mundial de Clubes. Hubo polémica, intensidad, ritmo de juego, muchos goles y saltaron chispas, un auténtico espectáculo futbolístico.

Boca y Benfica se dieron cita en el Hard Rock Stadium para dar comienzo a su andadura en esta competición FIFA.

Había ganas, muchas ganas, de ver al primer conjunto argentino debutar en el torneo. Casi tantas como de ver a los Di María, Renato Sanches y, sobre todo, Álvaro Carreras en acción. Las expectativas eran altas y, además de cumplirse, se superaron.

Tras el espectáculo inicial al que poco a poco nos vamos acostumbrando (la presentación de los jugadores uno a uno, al estilo NBA; los jugadores cara a cara en el saludo protocolario...), el colegiado hizo sonar su silbato y el esférico comenzó a rodar.

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El Benfica parecía llegar con un ligero favoritismo que, sobre el papel, no pudo estar más lejos de la realidad. Los aficionados de Boca convirtieron el feudo estadounidense en su Bombonera particular y los futbolistas del conjunto argentino impusieron su fútbol sobre el verde.

En la primera media hora de juego, los argentinos ya se situaban dos tantos por encima en el luminoso. Merentiel abrió la lata en el 21 tras una jugada espectacular de Lautaro Blanco (con caño incluido sobre su par).

Apenas seis minutos más tarde, Battaglia hizo lo propio culminando con un cabezazo imparable una acción ensayada a balón parado.

La pizarra de Boca hizo su efecto y los argentinos parecieron encaminar su pase a la siguiente ronda. Sin embargo, Las Águilas lusas aún tenían mucho que decir en este auténtico partidazo.

Al filo de la conclusión de los primeros 45 minutos, el VAR llamó al colegiado para que valorase un potencial penalti sobre Otamendi que el árbitro acabó señalando.

Acto seguido, Ángel di María, asumiendo la responsabilidad y haciendo gala de una sangra fría espectacular, batió a Marchesín para recortar distancias desde los once metros.

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La segunda parte arrancó con la tónica predominante del primer acto. El Benfica monopolizó la posesión de balón, pero a penas hostigó la meta argentina. Ni siquiera los cambios introducidos por Bruno Lage hicieron que el conjunto portugués pusiera sobre las cuerdas a los de Russo.

El paso de los minutos hizo que Boca comenzara a desplegar ese otro fútbol en el que se siente tan cómodo. Pérdidas de tiempo, supuestas lesiones, trifulcas o piques provocados para rascarle segundos al crono...

Por si fuera poco, Belotti, que acababa de entrar al terreno de juego, fue expulsado tras una acción temeraria sobre Costa. El árbitro sancionó la infracción con cartulina amarilla en primera instancia, pero, tras revisar la acción en el VAR, decidió mostrar la roja al ariete italiano.

La inferioridad numérica del Benfica, lejos de dejar el choque visto para sentencia, hizo los honores a los mejores minutos del cuadro luso en el encuentro.

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Hasta tal punto fue así que, en el minuto 83, en otra acción a balón parado, Nicolás Otamendi alzó el vuelo para pasar de aguila a ave fénix, haciendo resurgir a los suyos de entre las cenizas.

El testarazo del central argentino subió las tablas al luminoso y dejó todo en el aire en este grupo C del Mundial de Clubes. Salvo sorpresa mayúscula, Benfica y Boca se disputarán la segunda plaza del grupo dependiendo de sus resultados ante Auckland y Bayern de Múnich.