0-1. Botafogo gana al PSG y convierte el grupo B en un carnaval

La segunda jornada de esta fase de grupos del Mundial de Clubes no ha podido arrancar de mejor manera. Tres auténticos partidazos repletos de goles, emoción y ocasiones que culminaron con una de las grandes sorpresas del torneo.

Botafogo venció por la mínima al PSG, puso patas arriba el grupo B y se convirtió, sin duda, en el equipo revelación del torneo.

Tras la remontada del Inter de Miami al Oporto (con golazo de Messi incluido) y la goleada (1-3) del Atlético de Madrid al Seattle Sounders, llegó el turno de que brasileños y franceses midieran fuerzas en el Rose Bowl de Los Ángeles.

Este Mundial de Clubes no entiende de favoritismos y cada partido evidencia más este hecho. La superioridad del PSG parecía tal, que, en las cuentas del Atlético de Madrid para pasar de ronda, ni siquiera se planteaba un posible pinchazo del vigente campeón de Europa ante el conjunto brasileño.

Sin embargo, desde que el esférico echó a rodar, Botafogo mandó un aviso a navegantes: no iban a achantarse a pesar de la magnitud del contrincante.

El planteamiento podría salirles mejor o peor, pero los muchachos de Renato Paiva no renunciaron a su estilo y jugaron de tú a tú a un PSG que parecía invencible.

La intensidad y el ritmo del choque ofrecieron un auténtico espectáculo futbolístico a los amantes de este apasionante deporte. Ambos lucharon por hacerse con el dominio de la sala de máquinas y, a partir de ahí, imponer su juego.

El PSG tuvo sus mejores ocasiones en las botas de un Kvaratskhelia que se encontró una y otra vez con el muro erigido por John en la meta de Botafogo.

La impotencia parisina aumentó, más si cabe, en el minuto 35, cuando Igor Jesús puso por delante a los suyos. El ariete brasileño volvió a enfundarse la capa de héroe nacional, batió a Donnarumma y desató la locura entre los brasileños.

El gol de Botafogo ejemplifica a la perfección su estilo de juego: presión tras pérdida, combinación rápida en la medular y contragolpe vertiginoso.

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Tras el gol del conjunto brasileño y el paso por vestuarios, los de Luis Enrique arrancaron la segunda parte con el objetivo de marcar cuanto antes para acabar remontando la contienda.

Sin embargo, su oponente, lejos de dar un paso atrás, continuó compitiendo sin complejos al campeón francés.

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La entrada de los hombres de refresco, en clave parisina, tampoco surtió efecto y el paso de los minutos confirmó el secreto a voces: David venció a Goliat.

Los tres pitidos finales del colegiado dieron por concluido uno de los mejores partidos de la competición (en cuanto a igualdad e intensidad se refiere) y confirmaron la peor de las noticias para el Atlético de Madrid.

Los del Cholo, contra todo pronóstico, tienen pie y medio fuera del Mundial. Necesitan que el PSG pinche ante Seattle o vencer a la gran revelación del torneo por más de tres goles de diferencia.