Cinco lugares para huir de la Navidad en Madrid

Seamos sinceros. El espíritu navideño no inunda todas las almas e incluso hay quienes esperan estas fiestas como una prolongación más de las vacaciones de verano a la espera de las de Semana Santa.

Para alejarse de las aglomeraciones de las grandes ciudades, típicas de este tiempo, no hay nada mejor que recurrir al estupendo entorno rural, natural y monumental que la Comunidad de Madrid ofrece.

Pequeñas escapadas de un fin de semana, de un día o unas horas, si se quiere. Alguno o alguna incluso soñará con ser eremita en una cueva de La Pedriza hasta que pasen estas entrañables fechas.

LA GRAN VUELTA A EL ATAZAR

Nuestra primera propuesta es recorrer los parajes y pueblos de la Senda del Genaro, en la Sierra Norte. Tiene 7 etapas, el camino está bien marcado y se puede hacer en 2, 3, 4 o los días que se quiera.

Es una manera de recorrer y conocer los pueblos en torno al Embalse de El Atazar. El Berrueco, Patones, El Atazar, Robledillo de la Jara, Cervera de Buitrago y Mangirón. En todas las localidades hay lugares donde pernoctar y reponer fuerzas.

El Genaro, como se le suele llamar, se puede hacer caminando o en bici de montaña. Para ello hay variantes en el trazado de la ruta. Incluso existe la posibilidad de recorrerlo a lomos de un burro.

EL VALLE DE LOS SUEÑOS

El nombre es evocador, pero la realidad es mucho más emocionante porque este enclave en Puebla de la Sierra reúne casi todo lo que añoran los seres sensibles.

Tranquilidad en medio de la Naturaleza y arte de maestros internacionales a cielo abierto. Este museo impulsado por el artista local Federico Eguía reúne al aire libre un conjunto de piezas de diversas técnicas y estilos.

Son más de 100 esculturas que surgen a nuestro paso en diversos lugares de Puebla de la Sierra, una localidad enclavada en la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, reconocida por la UNESCO.

Puebla, con sus casas de fachada de piedra, es una buena muestra de arquitectura tradicional de la Sierra Norte de Madrid que merece por si sola la visita. Si se completa con el Valle de los Sueños o un paseo por la Senda de los Robles Centenarios, habremos casi completado el programa.

Y decimos casi, porque Puebla guarda en mitad del monte, en un alto, un monumento que atrae a muchos. Una silla gigante. Otra obra de dos artistas gallegos que parece que allá en su tierra no fue comprendida y encontró refugio en este pueblo madrileño. Contemplar el enorme asiento bien merece el paseo que hay que darse. Son 2 kilómetros de ida y otros dos de vuelta.

EL TAJO MADRILEÑO

Si tienes varios días tal vez te atrevas con esta ruta que discurre por el Camino Natural del Tajo a su paso por Madrid. Se puede hacer, por supuesto, andando pero también en bici e incluso en coche en una jornada.

Discurre entre Estremera, en el límite entre Madrid y Castilla-La Mancha, y Aranjuez. Por el camino natural sólo se puede ir en bici o andando pero hay toda una red de carreteras para perderse y encontrar el Tajo que aparece y desaparece.

De Estremera a Fuentidueña de Tajo y luego a Villamanrique de Tajo. Se llega a Colmenar de Oreja y se acaba en Aranjuez. Es el paisaje de La Alcarria de Madrid que va convirtiéndose en el de Las Vegas de Madrid.

Marchamos con el Río Tajo a nuestro lado y los azudes y canales que hacen de esta parte de la región una enorme huerta. Un recorrido por la parte más 'marinera' de la Comunidad hasta alcanzar el Real Sitio de Aranjuez.

DE VINOS POR MADRID

Pero no por los bares de la capital, sino por las 'capitales' de las subzonas que componen la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Son 4 territorios bien diferenciados. Las comarcas de San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero, Arganda y la más reciente de El Molar.

Cada una con su tierra, su suelo, sus vientos y humedades, sus cepas y quienes sacan todo el jugo a las uvas para hacer algunas de las etiquetas más reconocidas en China, Estados Unidos o Europa que en la propia Comunidad de Madrid.

Así que la invitación que os hacemos es doble. Conocer y reconocer algo de lo bueno que cultiva y produce la región. Para esta ruta enológica lo mejor es escoger alguna de las bodegas acogidas a la Denominación de Origen Vinos de Madrid. Hay más de 50 para elegir.

Se pueden visitar y degustar, con mesura, los caldos en las propias 'capitales' de las subzonas o en las decenas de poblaciones que integran cada 'terroir' madrileño.

Las catas se pueden acompañar de buenos guisos en la amplia oferta gastronómica de las poblaciones bodegueras e incluso pernoctar si se presenta la ocasión.

El coche es una buena opción pero no es imprescindible para realizar estos viajes vinícolas. Hay que hacer a veces varias combinaciones de transporte público pero tal vez resulte más tranquilo y prudente que ponerse al volante. O quizás se cuente con un voluntario abstemio que nos lleve y traiga.

DE MADRID AL CIELO

La frase se pierde en la memoria de la historia, pero quién nos iba a decir que las primeras palabras del hombre al llegar a la Luna se escucharían primero en Madrid y menos de un segundo más tarde en el resto del mundo.

Toma nota: Robledo de Chavela, Fresnedillas de la Oliva, Villanueva de la Cañada, Buitrago del Lozoya y Pozuelo de Alarcón.

Son cinco localidades que han sido o siguen siendo parte importante en la aventura espacial de la humanidad.

Todas tienen instalaciones que, o bien muestran sus enormes antenas parabólicas, o son centros de investigación, o albergan una exposición de la historia pasada y reciente del camino hacia las estrellas de nuestra especie.

Os proponemos que os acerquéis a todas o a alguna de ellas. El Complejo de Comunicaciones del Espacio Profundo de Robledo de Chavela, mitad de la NASA y del INTA, tiene su centro de visitantes y una buena colección de objetos espaciales.

En Fresnedillas de la Oliva está el Museo Lunar. Único en Europa. Está situado en pleno casco urbano. Y si queremos ver el lugar en el que Madrid fue parte importante de los primeros proyectos de la NASA tenemos que coger la M-532 en dirección a Colmenar del Arroyo.

A poco más de 3 kilómetros desde el Museo Lunar se pueden ver las antenas de lo que fue la Base de Seguimiento Espacial de Fresnedillas, ahora adscrita a operaciones del Ministerio de Defensa.

En Villanueva de la Cañada encontramos uno de los mayores contrastes de toda la Comunidad de Madrid. En una dehesa de Villafranca del Castillo está el Centro Europeo de Astronomía Espacial de la Agencia Europea del Espacio (ESAC) y a su lado el Castillo de Aulencia, fortaleza medieval que vivió mejores tiempos a la vista de su deterioro.

Un complejo con grandes antenas parabólicas que recibe información de las misiones en el Cosmos y además almacena y analiza todos esos millones y millones de datos. El tour de ESAC es gratis, dura una hora y es muy recomendable.

Más antenas espaciales en mitad de una dehesa. Esta vez en Buitrago del Lozoya. Junto a la M-137 aún se pueden ver las enormes parabólicas de la antigua estación de comunicaciones vía satélite de Telefónica.

Fue parte del enorme despliegue de la NASA en los años 60 y posteriormente sirvió para mantener a España comunicada con el resto del mundo y también poder retransmitir el Mundial de Fútbol del 82, la Olimpiada de Barcelona de 1992 o la Expo de Sevilla de 1992.

Este campo de antenas no es visitable pero desde la carretera se puede ver esta parte de la historia de las telecomunicaciones en España.

La última parada espacial es en Pozuelo de Alarcón. Es un edificio del Campus de Montegancedo de la Universidad Politécnica de Madrid. No hay antenas ni nada que descubra que dentro está una de las instalaciones científicas más importantes de Madrid: el E-USOC. Tal vez nos dan alguna pista las letras de la fachada: 'Centro de Investigación y Desarrollo Aeroespacial'.

Casi todos los experimentos que van al Laboratorio de Ciencia de Fluidos de la Estación Espacial Internacional y que requieren un entorno de microgravedad tienen que pasar antes por el E-USOC y también después para ser analizados. Ahí es nada.

Quien iba a decir que algunas de las soluciones que se prueban en el espacio y se convierten en mejoras en nuestra vida diaria o hacen avanzar el conocimiento se ensayan entre estas cuatro paredes.