Acorralado por la marcha de Pep el barcelonismo ha entrado en estado de pánico. El esqueleto se descoyunta... rodillas, claviculas y una defensa en los huesos de cara a la última final de Pep Guardiola.
Como en la última cena, a Guardiola le acompañaron sus pupilos, alguno cual Judas volvió a traicionarle haciendo socialmente pública la foto de tal privado acontecimiento.
Pero hay un caso más: la información que destacó en su columna del diario el Mundo, Salvador Sostres, sobre las deslealtades del Presidente hacia su entrenador en la negociación y en el anuncio de Tito como sus sutituto, parece tendrá consecuencias legales.
Y otro lio, el que amenaza con volver, Joan Laporta, algo que deberia dar que pensar a la directiva. Sólo hay lágrimas porque el Barcelona que viene es de risa.