La plantilla del Rayo no cobró ayer. No lo hizo por dos razones. La primera porque ni futbolistas ni cuerpo técnico están dispuestos a recibir lo que consideran un pequeño parche de un tanto por ciento de sus fichas correspondientes a una semana y porque consideran que hacerlo sería una falta de respeto para los demás componentes del club. La segunda, porque no había dinero en caja después del entrenamiento matinal.
Lo que la plantilla quiere es una solución global para el Rayo, que no sean ellos los privilegiados mientras siguen las penurias en el femenino, el filial, las categorías inferiores y los empleados; que no se cierren las puertas de la Ciudad Deportiva para evitar que empleados de la empresa suministradora corten el agua; que algún jugador tenga que pedir dinero prestado a los padres para aguantar; que no sean varios los futbolistas que tengan que compartir piso al abandonar los que tenían alquilados al no poder pagar la mensualidad; que no se produzcan más bajas como la del delegado del filial
