El Sevilla sigue sin encontrar el rumbo de su juego y sufrió para doblegar por 3-2 al Rayo, un equipo que mostró buenas virtudes, que logró igualar un 2-0 con el que acabó la primera mitad y que vio como le metieron el tercero en los últimos minutos, en los que jugó con uno menos por la expulsión de Antonio Amaya.