La figura del tutor, clave en la formación de los árbitros madrileños de balonmano

Árbitros de balonmano
Árbitros de balonmano |@CTAMadrid

Como muchos clubs de la Federación Madrileña de Balonmano, que trabajan su base de jugadores desde pequeños, el Comité Técnico de Árbitros también tiene su propia cantera de diamantes jóvenes. En realidad, todos los árbitros territoriales son esa cantera junto con los más noveles de la Escuela.

Más de 100 colegiados están divididos en los Grupos 1, 2 y 3. Una nomenclatura nueva de esta temporada para que puedan dirigir partidos sin estar anclados a una categoría sino a su propia evolución como deportistas y puedan avanzar en el itinerario arbitral según la valoración del Comité. Una labor fundamental para entender el crecimiento y la mejora en el arbitraje madrileño de los últimos años.

La Federación Madrileña de Balonmano ha querido conocer a través de este reportaje más de cerca cómo se trabaja dentro del CTA la parte formativa con los responsables de los tres grupos y ahondar en dos pilares básicos del Comité: la tutorización y el acompañamiento.

“Nos dedicamos a la formación teórica y práctica del arbitraje. Realizamos test en la que el grupo pone a prueba sus conocimientos de las reglas de juego y también trabajamos con ellos su forma de arbitrar para poder mejorar los aspectos donde más flaquean. También somos un referente en la que se pueden apoyar en todo momento preguntando dudas, problemas que les hayan surgido. Como responsables, tenemos la ayuda de una serie de tutores que nos ayudan viendo a cada pareja y dándole un feedback más cercano”, nos explica Enrique Pérez, árbitro nacional y responsable del Grupo 3.

Por su parte, Adrián Rodríguez, también árbitro nacional, nos señala que su trabajo es permitir que los árbitros puedan formarse de un modo continuo y darles herramientas. Un objetivo que se ha visto favorecido por la implantación de la formación online por ofrecer esa flexibilidad.

“Los responsables de los grupos tratamos de ser la persona que puedan tener a mano más fácilmente para preguntar cualquier duda, por pequeña que pueda resultar y que seguro que en otros casos se quedarían con ella. Todos los grupos tienen que realizar a lo largo del cada mes distintas actividades técnicas que les son evaluables por cada tutor, test de reglas de juego, test de vídeos, test de párrafos y un test sobre la ponencia formativa que realizamos cada mes”.

Sin embargo, además de la parte técnica y el análisis también se valoran otros aspectos que son importantes. “Tratamos de que se den cuenta de que el conocimiento de las reglas es fundamental en el arbitraje y como tal deben trabajarlo. Pero que el arbitraje también es constancia y experiencia, y que uno puede mejorar mucho a base de ver partidos de balonmano, de vivir situaciones difíciles, de fijarse en sus compañeros, de seguir los consejos de los observadores, etc”, indica Adrián.

Esta última figura, la de los observadores, es también clave para entender el sistema ideado por el CTA de Madrid. La labor de análisis en las pistas que hacen los observadores y tutores que ayudan con sus informes digitales al responsable de grupo a ir analizando la evolución de los chicos y chicas.

Una pirámide de acompañamiento para poder distinguir qué necesitan en su itinerario como árbitros y si se valora un plus extra para poder ascender ayudarles en ese camino, como nos señala, Enrique.

“Como formadores y responsables de los grupos vemos los fallos que más se están cometiendo a lo largo de las jornadas, a través de ese punto plantemos charlas/videos en los que puedan trabajar esos aspectos. Otro punto importante es la proyección de los árbitros del grupo, en las parejas que tienen un trabajo destacable, planteamos un plus para prepararlos para el siguiente grupo”.

Los árbitros y árbitras del grupo 1, los más experimentados, tienen el lujo de poder tener como tutor a un árbitro internacional y Asobal: Andrés Rosendo. Su experiencia a lo largo de su carrera como colegiado les aporta la visión global del mundo profesional.

“Mi trabajo consiste en la gestión del grupo arbitral de mayor nivel dentro del ámbito territorial madrileño, ayudarlos en sus actuaciones y análisis, llevar un seguimiento de su formación así como de trabajo mensual. Por otro lado, ser la persona directa a la que poder acudir en caso de cualquier tipo de duda, problema o todo aquello que haga falta y proveer de material educativo a los árbitros.

Desde la Comisión Técnica se establece mensualmente un trabajo que debe ser realizado por todos los árbitros madrileños, adaptado al nivel arbitral y grado de conocimiento de los participantes en de los distintos grupos”.

Una misión que para Andrés es muy satisfactoria también como colegiado. “Ojalá pueda yo aportarles a ellos una pequeña parte de todo lo que en su día otra gente me aportó y me sigue aportando a mi. No importa la edad, nivel o categoría, de toda persona se aprende algo. Estoy convencido que cada día aprendo más gracias a ellos”.

Una sensación que también tiene Enrique Pérez. “La confianza que me ha dado David como presidente del comité al llevar al grupo II, sentirme valorado dentro del comité hace seguir cada temporada de árbitro con la ilusión del primer partido de escolares en el Samaranch. Continuar con la labor que han hecho otros árbitros en la formación de los árbitros territoriales, que se sientan apoyados, que mejoren con tutores, que no tengan miedo a fallar porque van a tener la ayuda para poder mejorar. La labor que se está haciendo en el Comité es enorme”.

Desde hace más de cuatro años uno de los objetivos del CTA ha sido organizar una estructura que permitiera que los árbitros que empiezan o los que ya llevan tiempo pudieran seguir formándose como parte de su crecimiento. Una de las claves del éxito para la mejora del arbitraje madrileño ha sido el acompañamiento a través de la tutorización.

“Para mi como presidente y para todo el equipo que colabora con el CTA era clave este mensaje desde el minuto cero. No estáis solos. Queríamos que los que ya estaban se sintieran parte del colectivo y los jóvenes que llegaban vieran el acompañamiento como parte de su aprendizaje y recorrido. Queremos que desde la Escuela hasta los del Grupo 3 o el Grupo de Seguimiento Arbitral trabajen un mismo sistema”, explica David Monjo Ortega.

“Un organigrama - continua- formado por los responsables de grupo, tutores y observadores que son nuestros ojos en los pabellones y los cómplices de los jóvenes. Sus informes nos ayudan a ir filtrando y mejorando necesidades donde poner el foco o anticiparnos para poder ayudarles a mejorar. Que integren el método, el análisis de vídeo, el conocimiento del reglamento, la parte técnica del arbitraje moderno y que asimilen que en su trabajo diario, en la constancia y esfuerzo está la mejora".

Añade que "que hagan su propio trabajo con el compañero cuando comienzan a pitar en pareja, la gestión del error y de las emociones en la pista pero todo sabiendo que siempre tienen alguien cerca de ellos era algo imprescindible para ir creciendo en calidad y en número de árbitros cada año”.