La selección española firmó a última hora un empate en Wembley ante Inglaterra, en el peor partido con Julen Lopetegui al mando, por claves como una reacción de orgullo, el debut soñado de Iago Aspas, un error de sistema inicial o la inconsistencia defensiva.
LAS CLAVES:
1. La reacción repleta de orgullo: era un amistoso pero de prestigio y en un marco incomparable. España no podía dar un golpe a su imagen en un nuevo traspié cuando el encuentro deja de ser oficial. Perdía 2-0 y los cambios de Julen Lopetegui dieron su efecto. Los internacionales españoles tiraron de orgullo para salvar el honor y protagonizaron una reacción repleta de casta.
No bajaron en ningún momento los brazos tras verse superados gran parte del duelo y acabaron encerrando a su rival, generando ocasiones y empatando sobre la hora en un tanto cuya celebración mostró las ganas de seguir sin perder un partido en la 'era Lopetegui'.
2. El debut soñado de Iago Aspas: su entrada al terreno de juego tras el descanso dio un cambio radical a la imagen de España. Contagió con sus ganas al resto y en estado de gracia, firmó el debut que cualquier futbolista sueña con su selección. Metido en el partido hasta se ganó una cartulina amarilla por protestar y hasta chocarse con el juez de línea.
Todo su trabajo, sus movimientos en ataque, lo bien que se asoció con sus compañeros y el desgaste buscando el gol tuvo su premio a nueve minutos del final con un tanto maravilloso. Bicicleta en carrera y disparo con rosca a la escuadra que dejó con la boca abierta a Wembley. Álvaro Morata y Diego Costa tienen uno más que se suba a la lucha del 9.
3. Error de sistema inicial: no duró ni media hora pero hizo suficiente daño la apuesta táctica de comienzo de partido. En Albania ya jugó España con defensa de tres, pero las piezas no eran las mismas. Ante Inglaterra y en Wembley fue un planteamiento osado de Lopetegui, una prueba para ser dominador en un gran escenario que no le salió bien.
Los amistosos están para este tipo de probaturas pero el perfil de una defensa con bajas claves, no era el idóneo para retocar un dibujo con el que España lo ganó todo. Lo hizo con nueve o falso delantero, pero nunca quitando un defensa para dejar línea de tres y aumentar el factor riesgo.
4. Inconsistencia defensiva: si algo ha quedado claro en los dos últimos partidos ante Macedonia e Inglaterra es que Sergio Ramos y Gerard Piqué son los líderes de la defensa de la Roja y que la diferencia de nivel con los que vienen por detrás es abismal. España sufre un déficit de centrales.
Asoman por la sub-21 jóvenes perlas que apuntan alto -Vallejo o Jorge Meré-, pero en la absoluta Lopetegui no tiene mucho donde elegir. Inferioridad en el juego aéreo en Granada y nerviosismo con errores graves en salida de balón y marcajes en Londres, marcaron los dos partidos sin los referentes en el centro de la defensa.
5. Irregularidad de Thiago: su posición es clave para el éxito de España, como en la época dorada era la figura de Xavi Hernández. Thiago es capaz de firmar un gran encuentro y tres días después cometer errores imperdonables para un creador de juego.
En Wembley perdió balones en la salida de balón que cuestan goles, que cogen al equipo descolocado y con pocas opciones de repliegue. Ese riesgo en zonas peligrosas ha sido el punto más atacado a un jugador que, posiblemente, sea el que más calidad técnica tenga en toda la selección española junto a David Silva o Isco. Al liderazgo que ya recibe de Lopetegui, le debe ir añadiendo madurez en la toma de decisiones.
6. Bajas difíciles de cubrir: desde que dio la convocatoria, Lopetegui mandó mensajes positivos para dar confianza a los sustitutos de jugadores titulares indiscutibles que no estarían ante Macedonia ni Inglaterra. Jugar sin Sergio Ramos, Piqué, Jordi Alba, Andrés Iniesta y Diego Costa pasa factura.
El seleccionador saca conclusiones como la irrupción con fuerza de Iago Aspas, el asentamiento de una figura en el once como Vitolo o la polivalencia de Nacho, pero también apunta errores que a punto estuvieron de costarle su primera derrota en el sexto partido que dirige.