Rafa Nadal, número uno del mundo, cayó abatido en los octavos de final de Wimbledon ante un sólido y descarado Nick Kyrgios, de 19 años y 144 del mundo (7-5(5), 5-7, 7-6(5) y 6-3, en dos horas y 58 minutos).
El australiano, que debuta en Londres con invitación, tumbó al mallorquín en un torneo al que llegaba con confianza tras caer el año pasado en primera ronda ante el belga Steve Darcis, entonces el 135 del mundo, y el anterior en segunda, frente al checo Lukas Rosol, 100 del ránking.
EL SAQUE DEL AUSTRALIANO
El australiano pretendía además emular al propio Nadal, el último jugador que batió al primero del ránking antes de cumplir 20 años. El suizo Roger Federer entendió el potencial del joven español en 2005, cuando le derrotó en la semifinal de París.
El programa del australiano para cumplir sus objetivos esta tarde quedó claro desde su primer golpe, que fue un "ace": atizar la bola con rabia hasta desquiciar a Nadal.
Kyrgios, un tenista de un metro y noventa y tres centímetros, de padre griego y madre malasia, dejó en blanco a Nadal en todos los juegos menos uno en el primer set. El parcial desembocó en un desempate insalvable después de que el mallorquín, heroico, salvó bolas de ruptura con 3-2, 4-3 y 6-5.
El español ya había perdido la primera batalla en sus tres guerras anteriores este Wimbledon y había acabado remontando con solvencia, pero Kyrgios parecía un rival más robusto que el kazajo Mijaíl Kukushkin (tercera ronda), el checo Lukas Rosol (segunda) y el eslovaco Martin Klizan (primera).
El australiano, que lucía una cenefa en su corte de pelo similar a la que exhibió el futbolista portugués Cristiano Ronaldo en el Mundial de Brasil, no tenía intención alguna de aflojar en el segundo set.
INVITADO AL TORNEO
El número uno del mundo, ganador de 14 grandes torneos, llevaba una hora y cuarto sobre la pista central del All England Club y todavía no había podido acercarse a una bola de ruptura. Crecido, Kyrgios se llegó a permitir anotar un punto golpeando la bola por debajo de las piernas.
A favor de Nadal tan solo parecían estar las estadísticas. El español no había perdido en un Grand Slam contra un jugador con "wild card" desde 2005, cuando le batió el estadounidense James Blake en el Abierto de los Estados Unidos.
Sin embargo, a Kyrgios, que recibió una invitación para debutar este año en Wimbledon tras ganar el torneo challenger de Nottingham, no parecían importarle las probabilidades sobre el papel. En la hierba de la central, continuaba acorralando al español y anotando "aces" incluso con su segundo servicio.
A la hora y media de partido, con 6-5, Nadal anotó su primer punto en un primer saque del australiano y forzó su primera bola de ruptura. Sorprendido en un momento crucial, Kyrgios cedió el segundo set ante los nervios imperturbables del número uno.
La misma historia se repitió en el tercero, pero Nadal no pudo dar el hachazo en el momento propicio y el australiano se llevó el desempate.
Superado por la potencia y la energía de su rival, el español confiaba en que el 144 del mundo decayera físicamente en algún momento pero, por el contrario, le ganó al resto para ponerse 3-1 por delante en el cuarto parcial y, con el partido bien aferrado, Kyrgios ya no lo soltó hasta cerrarlo con su "ace" número 37.