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El entrenador de la selección española de fútbol, Vicente del Bosque, ha dado hoy los primeros pasos para inmortalizar su figura a través de una escultura de cera, algo que, seguramente, jamás imaginó allá por marzo de 1994, cuando, por primera vez, se sentó en el banquillo del primer equipo del Real Madrid.

Del Bosque, el hombre tranquilo que huye del protagonismo, amante del perfil bajo, no ha podido esta vez negarse a la invitación del Museo de Cera de Madrid, que ha querido contar con su figura en la sala homenaje a la "Roja", que ya tiene las esculturas de Iker Casillas, David Villa, Andrés Iniesta y Fernando Torres.

De impecable traje negro, algo sorprendido por la cantidad de cámaras y micrófonos que lo esperan, el entrenador ha ingresado con su habitual gesto adusto al recinto, en donde el equipo artístico del museo le ha tomado sus medidas antropométricas para empezar a realizar la escultura de cera.

"Esperaba algo más íntimo", ha deslizado Del Bosque con tono jocoso, cuando el director del museo, Gonzalo Presa, le ha preguntado, mientras le tomaban las medidas, qué le estaba pareciendo el acto. El seleccionar, quien ha asegurado que gestos como estos otorgan una "mayor responsabilidad a futuro", ha bromeado en más de una oportunidad con los dos profesionales que le han tomado las medidas.

"Es lo poco que me queda de pelo", ha ironizado cuando han intentado sujetarle la cabeza para realizar las mediciones. Antes de escuchar las preguntas de los periodistas sobre quién debe ganar el Balón de Oro, Del Bosque ha agradecido al museo por acordarse "de la selección" y de quienes han dado todo su esfuerzo por el prestigio de España.

La ceremonia ha concluido con una dedicatoria del entrenador en el libro de firmas y con un breve discurso de Presa, quien ha asegurado que en cuatro meses la escultura de cera de Del Bosque estará montada en el museo.