Mourinho no está de brazos cruzados. Mantiene contacto telefónico diario con Luka Modric al que le gustaría ver cuanto antes vestido de blanco y sigue haciéndole ver a Kaka que lo mejor sería que se marchase, porque esta temporada va a contar con muy pocos minutos.
El cierre del traspaso ya solo depende de que Tottenham y Real Madrid lleguen a un punto de acuerdo. El equipo inglés insiste en no bajar de los cuarenta y cinco millones de euros como precio del trapaso y no está interesado en ninguno de los jugadores a los que el Madrid busca acomodo. Por su parte, desde el Bernabéu no quieren subir un euro de los treinta y cinco millones. Así pues, a ambos clubes les separan diez millones.
El jugador está como loco por venir, pero mientras llega el acuerdo, seguirá cumpliendo con sus compromisos, de modo que mañana se incorporará a los entrenamientos en Londres.
Sobre Kaka lo dicho. Mourinho ha perdido la confianza en él, pero si no acepta salir, viajará con el resto del grupo a Estados Unidos el próximo día veintiocho. De todos modos, hay síntomas de que el brasileño comienza a plantearse su marcha. Así lo indica el hecho de que haya preguntado a sus asesores sobre los impuestos que debería pagar en Francia o en Italia en el caso de jugar en uno de estos dos países.
