La selección española perdió (77-74) contra Rusia un partido que llegó a ganar por dieciocho puntos de ventaja en el minuto cinco (2-20) y que podría condenarle a jugar las semifinales del torneo olímpico contra Estados Unidos.
El equipo español salió desmelenado, lo que unido al tremendo respeto, casi pánico, que los rusos mostraron por la selección nacional explica el 2-20 a los cinco minutos de partido.
Evidentemente no fue algo que se pudiera mantener por mucho tiempo. El potencial baloncestístico ruso es de primer nivel y un marcador así era una afrenta excepcional.
España jugó de forma fluida, con gran movilidad de balón y lanzamientos cómodos y certeros. En defensa, el gran trabajo de los jugadores de Sergio Scariolo y la 'empanada' con la que salieron los rusos en ataque posibilitó el robo de balones y rápidos contragolpes que todavía los aturdió más.
Sin ser una manifestación tan aguda, la situación se mantuvo hasta el final del primer cuarto, que acabó con 11-28.
Rusia salió en zona en el segundo periodo. Su primer objetivo fue parar el ataque español y después anotar. Consiguió ambas cosas. El equipo español comenzó a fallar tiros cómodos y los rusos sacaron a relucir todo su arsenal ofensivo, que es mucho y variado.
Las tornas se cambiaron y, con Fridzon como abanderado en ataque, Rusia comenzó a recortar en el marcador a pasos agigantados. El principal problema español fue que su conexión con el aro rival quedó rota y en los segundos diez minutos apenas anotó doce puntos, por veintiuno del rival. Nueve puntos de la renta recortados. Y gracias.
El 32-40 del descanso dejó todas las posibilidades abiertas y el seguro de veinte minutos de alta competición entre dos equipos que aspiraban al primer puesto del grupo B del torneo olímpico.
Con los ánimos atemperados en ambos equipos, el partido entró, en la continuación, en una fase más estudiada, programada, controlada por ambas partes. Las defensas entraron en acción, en zona en el caso ruso, y los ataques comenzaron a pasar por dificultades, sobre todo el español. que siguió parco y avanzando a cuentagotas.
En el minuto 26, la ventaja española pasó a ser historia con el empate a 47. Entró Navarro, que ya estuvo unos minutos en la primera parte, como solución, pero el marcador entró en pérdidas para la selección, 51-47 y 53-49.
El aro ruso pareció estar cubierto por una espesa tela de araña invisible que hizo imposible que el balón lo traspasara, y como consecuencia el final del tercer cuarto marcó un marcador desfavorable para España de 56-53.
El equipo nacional salió en los diez minutos decisivos con una defensa en zona y con un Navarro que devolvió el marcador a los números azules, 56-58, después de un triple que sumó más de tres puntos por aquello de la confianza y la moral del equipo. El capitán estaba de vuelta.
Un mate de Rudy, tras asistencia de Sergio Rodríguez, certificó la nueva situación (57-61, min. 32), que Felipe Reyes y Rodríguez agrandaron a 57-65.
La selección había vuelto a tomar las riendas del partido, pero Rusia no había dicho su última palabra y en otro arreón se situó a tres puntos, 66-69 (min, 36.30).
Krryapa con un triple puso el partido en una situación límite con empate a 73 a falta de un minutos de juego. Rudy erró un triple y un fallo defensivo permitió un mate de Mozgov para el 75-73 a falta de 18 segundos.
El equipo español hizo llegar el balón a Pau, con mucha dificultad, y fue objeto de falta. Sólo anotó el segundo libre y con 75-74 y cinco segundos por delante, no hubo muchas opciones. Al final, 77-74.
La derrota en sí no es importante pero podría condenar a la selección a jugar en semifinales contra el primero del otro grupo, contra Estados Unidos.