El Real Madrid busca la 'Novena' ante el Olympiacos de Spanoulis

  • Quiere cerrar el círculo 20 años después ante el equipo griego, su verdugo en la final de 2013
  • Felipe Reyes: "Es malo si solo pensamos en Spanoulis"

Real Madrid y Olympiacos juegan este domingo la final de la Copa de Europa de baloncesto, una nueva cita de los blancos con la historia ante un rival agarrado al genio de Vassilis Spanoulis.

Será la reedición de la final de hace dos años y un duelo de nervios por la corona del baloncesto europeo en un partido de contrastes y con los anfitriones del torneo decididos a recuperar el trono continental 20 años después.

TRES FINALES CONSECUTIVAS

Madrid asisistirá a una repetición de la final disputada hace dos años en Londres. Entonces, como ahora, los blancos eran favoritos, pero cayeron por 100-88 atrapados bajo el embrujo de Spanoulis, amenaza del Real Madrid en el pasado y ahora.

Los dos equipos llegan a la final después de ofrecer dos semifinales bien diferentes. Si el Real Madrid ganó 96-87 al Fenerbahce en un partido más cómodo de lo que sugiere el marcador final, el Olympiacos dio la sorpresa al superar por 70-68 al multimillonario CSKA después de un final apoteósico que tuvo a Spanoulis como figura estelar.

El Real Madrid ofreció en el segundo cuarto de su semifinal un auténtico recital agarrado a armas reconocibles: excelente defensa y ataques fulminantes, en los que combinaron juego interior y exterior. El parcial 35-14 en diez minutos lo dice todo.

SPANOULIS, EL PELIGRO

Olympiacos también fue fiel a sí mismo. Nunca arrojó la toalla, por más que casi siempre fuera por debajo en el marcador. Y tuvo a Spanoulis. El griego, pésimo durante tres cuartos, anotó 11 de sus 13 tantos en los últimos cuatro minutos para decidir el triunfo. Para el recuerdo quedó un triple definitivo en los últimos segundos que tumbó al CSKA.

El Real Madrid jugará su tercera final consecutiva. Tanto la final de hace dos años como la semifinal jugada el viernes por Olympiacos le deben servir como enseñanzas de lo que se encontrará mañana.

Si los blancos querrán imponer un alto ritmo de juego y buscar ataques equilibrados, Olympiakos intentará lo contrario: control del tempo, impedir que el rival corra, jugar muy duro y encontrar la versión que Spanoulis mostró en los últimos instantes del duelo ante el CSKA.

A su favor, los griegos tienen el factor ansiedad, pues poseen menos urgencias que su rival. Le avalan los tres títulos ganados en las últimas seis Euroligas (2009, 2012 y 2013). Y en las tres Spanoulis fue nombrado el jugador más valioso de la final.

ANTE SU GRAN OPORTUNIDAD

El Real Madrid sabe que es una gran oportunidad. Para jugar este partido formó el actual equipo, en el que renunció a ciertas cosas para añadir la dureza que le faltó en las últimas citas. Por eso incorporó a hombres como Gustavo Ayón o Andrés Nocioni, dos de los destacados ante el Fenerbahce.

"Hemos trabajado durante toda la temporada para esto, el equipo se ha esforzado al ciento por ciento para estar aquí y ahora que tenemos la oportunidad hay que aprovecharla", declaró Ayón.

Además, los blancos fían el ataque a jugadores tan talentosos como Sergio Llull, Rudy Fernández y Felipe Reyes, hombres que ansían incorporar un título que les falta.

Otro error que podrían cometer los blancos es pensar que el partido se resume en "el Real Madrid contra Spanoulis", pues Olympiacos resistió cada ofensiva del CSKA con su estrella realizando pésimos porcentajes antes de su exhibición final.

Así lo reconoció el entrenador español, Pablo Laso, quien hoy declaró: "Esto es baloncesto, no se puede parar a Spanoulis ni ponerle a cinco jugadores a defenderlo porque quedaría alguien libre y encestaría".

Y tampoco hay que olvidar otro detalle: el equipo griego llegó a la Final Fou tras eliminar a uno de los grandes favoritos, el Barcelona, en una serie resuelta con 3-1 a su favor. Y eso no lo consigue un solo hombre, sino un plantel enormemente competitivo.

El Real Madrid buscará su octavo título y romper con dos décadas de travesías por el desierto. Mientras, Olympiakos ansía su cuarto entorchado. Será una fiesta del baloncesto con dos equipos con propuestas bien diferentes, pero ambas muy atractivas. Una final de una altura formidable.