0-6. El Navalcarnero se despide de forma cruel de su sueño en la Copa del Rey

El sueño del CDA Navalcarnero en la Copa del Rey murió en octavos de final a costa de un Granada inmisericorde que en apenas treinta y cinco minutos ya había puesto fin a cualquier atisbo de sorpresa (0-6).

Asomó el conjunto visitante por el césped concentrado, dispuesto a cumplir con su favoritismo. Y a ese empuje le acompañó además el acierto para desilusión de un cuadro madrileño que no tuvo tiempo de construir algo a lo que agarrarse.

Y es que antes del minuto diez ya iba por debajo como consecuencia de un gol de Germán, que en su remate inicial tras un saque de esquina se encontró con el portero pero llevó a las redes el rechace de este. Fue la primera estocada de la masacre ofensiva andaluza.

Fede Vico acarició la segunda, aunque pinchó en hueso con un disparo que desvió el arquero. Así las cosas el honor de ampliar la renta se lo adjudicó Soro si bien fue inestimable la complicidad de Quini, quien realizó una jugada maradoniana en banda izquierda antes de entregarle el pase de la muerte.

De un saque de puerta y la inspiración de los hombres de arriba nació el 0-3, obra de Fede Vico con un gran golpeo en carrera tras asistencia de cabeza de Soldado. Y fue este último, mediante una vaselina exquisita desde aproximadamente treinta metros, el que puso la guinda. Todo esto, en poco más de media hora.

A partir de ese momento el Navalcarnero se sacudió la presión de dar la campanada para entregarse al disfrute de una muerte dulce. En ese contexto, suyo fue el control del esférico después de la reanudación pese a que el rival no se echó a dormir y siguió insistiendo.

Tanto que al final obtuvo premio en una diana de Foulquier, quien culminó entrando desde segunda línea, y en otra de Jorge Molina gracias a un disparo cruzado. Ambas acciones fueron lo más destacado antes del final de un choque que deja al Granada a las puertas de igualar las meritorias semifinales que alcanzó el pasado curso.