Los atentados del Maratón de Boston no son la primera vez que el ámbito deportivo se ve inmiscuido en sucesos de éstos. El más recordado fue en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, cuando un grupo terrorista palestino denominado ‘Septiembre Negro’ secuestró a miembros de Israel, para que a la postre fueran asesinados once miembros de dicha delegación. También se han producido explosiones en territorio estadounidense en la justa veraniega como el ocurrido en Atlanta 1996, cuando una bomba en el Parque Olímpico provocó dos muertes y 110 heridos.
Tampoco es la primera vez que ocurre en una maratón. Durante un evento en Sri Lanka en 2008, trece personas fallecieron y otras 90 resultaron heridas por un atentado suicida momentos antes de que se disponía a dar la salida, explosión que fue atribuida a la guerrilla tamil. Dos años más tarde, un atentado suicida en un partido de voleibol en Pakistán propició la muerte de 88 personas, donde el terrorista ingresó con un vehículo al pabellón donde se jugaba para detonar los artefactos y provocar una masacre.