Ni los 100 partidos oficiales, ni una copa, ni el haber conseguido hacer de este Madrid, un equipo de record, nada cambia la filosofía de Mourinho, sigue siendo el mismo. Han sido 100 partidos desde aquel debut frente al Mallorca que no pasó del empate, marcados por una expresión, marcados por una obsesión por criticárselo todo: lo que dice porque lo piensa. Lo que dice él pero piensan todos. Lo que hace en su vida profesional y lo que también hace pero en la privada.
En todo este tiempo se le ha pitado y se le ha admirado, y como quien no quiere la cosa se ha convertido en mejor entrenador que Guardiola y hasta que Miguel Muñoz con una media de 76 victorias por centenar de encuentros. Sigue diciendo lo que quiere y haciendo lo que él y solo él cree que debe hace que es probablemente ganar una Liga y puede que hasta una Champions.
