Miles de aficionados, deportistas, amigos y paisanos han arropado hoy en la Plaza Mayor de Salamanca al seleccionador nacional de fútbol, Vicente del Bosque, en su nombramiento como Hijo Predilecto de su ciudad natal.
Visiblemente emocionado, Del Bosque ha agradecido a los asistentes su presencia en un nombramiento que por primera vez ha tenido como escenario la porticada plaza barroca de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, dada la expectación que ha levantado la figura del entrenador.
Del Bosque, que se ha definido como "un charro ligrimo" -puro, castizo-, ha centrado la mayor parte de su intervención en loar las excelencias del deporte y en concreto del fútbol.
Un fútbol, el actual "en el que sólo vale ganar y ganar", pero que también "es trasladar la ética y la buena conducta personal", ha dicho ante el aplauso unánime de los presentes, que han aguantado estoicamente el intenso calor que ha hecho en la Plaza Mayor.
El seleccionador nacional ha subrayado las virtudes del deporte del balón. "Es grande, nos une, nos educa, es ocio, es pasión, es integración, es también una gran industria, pero sobre todo es sentimiento, es emoción", subrayó.
Se ha mostrado convencido de que el fútbol y el deporte en general ayudan al desarrollo humano, "familiar, social y académico de los más jóvenes".
Durante su intervención, Del Bosque ha felicitado a la organización de un Mundial en Sudáfrica que "presagiaban que iba a ser un desastre y ha sido un éxito".
En su opinión, la distinción como Hijo Predilecto de Salamanca, no solo es un reconocimiento personal, sino también "al trabajo y un estilo de comportamiento de un grupo de jóvenes que son un ejemplo de buenos deportistas".
No ha sido la única alabanza a los jugadores del equipo nacional, a los que ha calificado de "chavales humildes y sencillos que han unido a su calidad deportiva, su calidad humana".
Unas palabras que ha corroborado posteriormente en rueda de prensa, al asegurar que los jugadores son un grupo de jóvenes "comprometidos con su trabajo".
Minutos después de finalizar el acto, del Bosque ha comentado a los periodistas que se ha sentido "un poco abrumado, con un poco de vergüenza" porque es "muy tímido", pero ha intentado "estar a la altura". El hecho de que la distinción como Hijo Predilecto de Salamanca estuviera ya preparada antes del Mundial de Fútbol "es algo" que le "ha agradado", ha confesado.
A pesar de su aparente serenidad, el seleccionador ha reconocido que no es tranquilo "ni en los partidos", pero lo intenta porque cree que "un entrenador alterado no puede hacer las cosas bien".
Por su parte, el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, ha incidido en que este reconocimiento no solo se debe a los éxitos deportivos de Del Bosque, sino a su "sencillez proverbial, su serenidad, su hombría de bien y su forma de ser tan sencilla y humilde".
Por encima de todos los premios, "hoy más que un trofeo o un campeonato", ha recibido "un símbolo de gratitud y de cariño".