El Real Madrid comprobó, tras el primer partido del playoff de cuartos de final ante el Darussafaka turco, que esta eliminatoria no se dilucidará en una campo de batalla abierto y con grandes y gloriosas tácticas, sino que deberá quitarse el esmoquin y luchar cuerpo a cuerpo en las trincheras.
Las características como equipo del Darussafaka eran conocidas por todos, y mejor que nadie por Pablo Laso, entrenador del Real Madrid, fuertes, atléticos, tiradores y amantes del uno contra uno, pero aún así sorprendieron durante los primeros 18 minutos, del primer partido, al equipo español.
UNA VICTORIA PARA IR TRANQUILO A ESTAMBUL
El Real Madrid salió "sin energía", en palabras de Laso al término del partido, y hasta que no igualó el potencial físico, en defensa, que propuso el equipo turco en el choque no comenzó a ver la luz de la victoria.
El Madrid salió muy en el papel de campeón de la fase regular y por tanto claro favorito. Pero enfrente se encontró un equipo, que ha quedado entre los ocho mejores de Europa por méritos propios, dispuesto a explorar sus mejores cualidades en un partido valiente, duro y sin red. Es lo que tienen de apasionantes los playoffs. Nada de lo anterior cuenta y es el aquí y ahora el que determina el vencedor.
El equipo español tardó demasiado en darse cuenta de esto y el acierto desde el exterior del Darussafaka le puso en serios aprietos en el inicio. Laso acortó las rotaciones, como mandan los cánones en una serie al mejor de cinco partidos que se juega en dos semanas, pero también obligado en su búsqueda de un quinteto que enjugara con su defensa el descaro ofensivo del rival.
Sólo cuando lo consiguió el Madrid pudo comenzar a imponer su mayor calidad técnica y su mayor profundidad de banquillo, sobre todo en cuanto a los jugadores interiores se refiere. Este viernes se juega el segundo punto. Y los dos equipos vuelven a comenzar de cero. No hay tiempo para casi nada. Laso dejó fuera del equipo a Andrés Nocioni y no dio un sólo minuto a Felipe Reyes, dos bazas que a buen seguro aparecerán a lo largo del playoff.
Las sensaciones que se transmiten son, a veces, muy importantes y Brad Wanamaker, con ser uno de los mejores jugadores que actúan en Europa, pareció por momentos absolutamente indefendible. Lo que si sabe el Real Madrid es que no podrá volver a salir con esmoquin a jugar y que deberá estar dispuesto, desde el primer minuto, a luchar en las trincheras. Conseguir el 2-0 parece casi imprescindible para viajar a Estambul con ciertas garantías.