El Athletic Club se encargó de apagar las luces de la fiesta que vivía Miranda de Ebro desde hace unas semanas, tras dejar medio sentenciado (1-2) el pase a la final de la Copa del Rey gracias al doblete del mejor jugador de los vascos, Fernando Llorente.
El 'Rey León' añadió dos nuevos argumentos para que Vicente del Bosque le considere indiscutible en Ucrania y Polonia. El ariete navarro, que impartió una clase maestra en los últimos metros, dio continuidad a su buen momento de forma. Si en Vallecas firmó tres, este martes no se quedó muy atrás.
Cinco goles que han valido a su equipo para acariciar la final de Copa y relanzarle en Liga. Ya nadie habla de Caparrós, Bielsa --ese loco que no triunfaría ha sabido aprovechar el gran trabajo del andaluz para darle su estilo, su sello. El Athletic enamora y lo hace desde el fútbol, desde la pelota bien cuidada.
Y no fue menos en Miranda de Ebro. El escenario, inigualable para los amantes de este deporte, no encogió a los leones, que sacaron su mejor versión nada más comenzar el envite. La seguridad defensiva de jugadores como Javi Martínez, que crece partido tras partido, mejora al ataque y apuntala las últimas líneas.
Así pasó. El de Rincón de Soto llevó al fondo de las mallas un excelente centro de De Marcos, que cabalgó con frescura por el costado izquierdo. El primero para los rojiblancos al poco del cuarto de hora del comienzo del choque, y Llorente, nuevamente, acercaba a los suyos a la final.
Una acción de manual al borde del área llevó a Llorente a las alturas. Se revolvió y definió a la perfección para colocar el segundo. El Mirandés no podía porque sabía que tenía un rival demasiado fuerte y que sus méritos pasaban por aguantar el chaparrón. Por la cabeza de los rojillos pasaba solo el ascenso a Segunda.
Gol local y Anduva que te empuja
Sin embargo, el paso de los minutos cambió el decorado paulatinamente. Los de Bielsa, inconscientemente, retrasaron las líneas y ofrecieron más balón a su rival. No obstante, los burgaleses pudieron haber encajado el tercero si Íñigo Pérez hubiera estado certero en el tramo final.
Ni uno ni otro daban con la tecla. Los leones, cansados de tanto partido, decidieron entregar la llave del encuentro y ahí, el Mirandés no te pasa una. Los chicos de Pouso se rearmaron en base al fútbol de Infante, más apagado que otras veces, y en la fuerza de Lambarri, precisamente el autor del gol local.
El ariete disparó a puerta a la media vuelta y llevó la locura a la grada. Era Anduva en pleno esplendor, repitiendo el gozo de días atrás, pero esta vez no quedaba tiempo para más. Marcador de 1-2 y tiempo para las fotos. Entre ellas, la de los jugadores del Mirandés con Fernando Llorente. El fútbol a veces puede ser muy bonito. El desenlace, en La Catedral, la semana próxima.