Convertido en un muro, en un estado de gracia difícil de igualar, Keylor Navas demostró en Balaídos que para hacerle un gol hay que colocar el disparo donde lo hizo Nolito, con potencia en la misma escuadra. Pocos guardametas consiguen ejercer un papel tan decisivo en un encuentro. El costarricense frenó al equipo revelación de la Liga BBVA.