Asier Garitano (Bergara, 1969) y los jugadores del Leganés saben de dónde vienen y a dónde quieren llegar. Pero al mismo tiempo son conscientes de que nadie les va a regalar nada, que la gloria se consigue con trabajo. Sin levantar la voz, aspiran al liderato de la Liga Adelante este fin de semana.
Para quien solo mira la clasificación. ¿Cómo se explica que el Leganés esté tan arriba?
Creo que es un equipo que está compitiendo muy bien. Las sensaciones siempre han sido muy buenas, el día a día está siendo increíblemente bueno, con mucha competencia entre ellos, con mucha calidad de entrenamiento. Eso es fundamental.
A partir de ahí el equipo ha ido compitiendo, creciendo y viendo que somos capaces de jugar contra cualquiera de tú a tú. Luego dependes un poco de la suerte, del buen día, pero cuando tienes buenos jugadores y talento eso es más fácil.
¿Cómo llevan los futbolistas que se centren ahora los focos en ellos?
Con normalidad. Son gente que han jugado en equipos importantes, algunos ya saben lo que es ascender. Entienden como una parte normal del fútbol que cuando estás bien todo el mundo habla de ti y cuando estás mal igual también hablan pero menos.
¿Siente impotencia cuando ve que el equipo está tan bien y no se llena Butarque?
La ciudad de Leganés está muy identificada con el equipo y si el equipo responde como está respondiendo, espero y creo que la ciudad va a responder y que pronto vamos a ver un Butarque lleno.
¿Qué queda del Garitano que echaba las horas muertas jugando a la pelota vasca?
Jugaba bien, me gustaba más que el fútbol. Me sigue gustando mucho. Al final me decidí por el fútbol y ha sido una buena elección. La pelota me gusta mucho pero ya como aficionado.
El deporte se ha mercantilizado. ¿Cómo lo lleva?
Ha mejorado mucho con el tema de las teles, económicamente. El fútbol ya está más regulado. El salto es muy grande de Segunda B a Segunda y por eso yo les digo que hay que aguantar. Nos ha costado mucho llegar al fútbol profesional, ahora hay que intentar mantenerse aquí todo lo que se pueda. Para eso hay que sacrificarse, que cuidarse, trabajar mucho. Hay que tener humildad pero creer en lo que haces y ser ambicioso.
Ha pasado por muchos equipos de Segunda B, llegó a entrenar a los parados de la AFE. ¿Todo eso que ha visto le hace valorar más lo que tiene ahora?
Está claro. Yo he tenido suerte. Estuve doce años en el Alicante, un club increíble en el que conseguimos ascender a Segunda. No era lo normal en Segunda B. Lo que ocurre es que luego vi también la otra cara, el poderte quedar sin trabajo, el entrenar a los de la AFE.
Ver a esos jugadores tan buenos que tenía allí que no los quería nadie. Dices, si esto les pasa a ellos te puede pasar a ti o a cualquiera. Cuando tienes trabajo valoras mucho más todo eso. Al final el fútbol no deja de ser un juego. Cuando ganas todo es perfecto y cuando pierdes te puedes quedar en el paro porque hay mucha gente capacitada para poder trabajar. No es sencillo y nunca se te tienen que olvidar esas cosas.
¿El salto a Primera, para un entrenador cómo usted, exigiría un esfuerzo mental?
No creo, lo tomaría igual. Al final para mi es lo mismo entrenar a un jugador del Orihuela en Segunda B que entrenar ahora en Segunda. Es trabajar, creer en lo que haces, sacar rendimiento. No me cambiaría nada. La idea es esa, tener humildad. Trabajar mucho y querer llegar hasta lo máximo.
¿Es condición indispensable que el Leganés suba para que usted esté una temporada más en el club?
No. Estoy aquí contento. Tengo además contrato. Lo normal es que sigamos, no es sencillo salir a otros equipos. Estamos veintidós entrenadores en Segunda, veinte en Primera. Somos unos privilegiados. Hay que tener humildad y hay que tener ambición. A ver si como grupo seguimos creciendo. Yo estoy encantado en Leganés.