El suizo Roger Federer, cuarto tenista del mundo, batió hoy en la primera semifinal de la Copa de Maestros de Londres al español David Ferrer, número cinco, por 6-3 y 7-5 en dos horas y 25 minutos.
El español quedó apeado del torneo que reúne a los ocho mejores tenistas del año después de haber derrotado en primera ronda al número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, y al número tres, el escocés Andy Murray, y haber caído en tres sets frente al checo Tomas Berdych, séptimo.
El alicantino tropezó por duodécima vez con la misma piedra y volvió a caer ante el suizo, a quien no ha logrado ganar desde que se vieron las caras por primera vez sobre una pista de tenis en Viena (Austria), en 2003.
Ferrer opuso resistencia durante el primer tramo del duelo a un suizo que fallaba demasiadas bolas pero, cuando Federer templó su juego, rompió los nervios de su rival e impuso su precisión con la raqueta.
El helvético, que ya ganó a Ferrer en la final de la Copa de Maestros en 2007, cuando el campeonato se jugaba en Shanghai, es el único de los cuatro primeros tenistas del ránking que queda vivo en la competición, tras la eliminación de Djokovic y del español Rafael Nadal, segundo de la ATP, y la retirada de Murray por lesión.
El cinco veces campeón de la Copa de Maestros, que ha llegado al último tramo de la temporada en un notable estado de forma y que acumula una racha de 16 partidos consecutivos sin perder, se enfrentará mañana en la final al ganador del encuentro que se disputará esta tarde entre Berdych y el francés Jo-Wilfried Tsonga, sexto del ránking.
Si el suizo se hace con su sexto título de Maestros, superará el registro del checo Ivan Lendl y el estadounidense Pete Sampras en este torneo pero, lo que es más importante, se hará con el puesto número tres del ránking de la ATP que, por el momento, ocupa el ídolo de la afición británica, Andy Murray.
Ante un rival del calibre de Federer, que suma 16 títulos de Grand Slam y al que le favorece la superficie rápida de cemento sobre la que se juega la Copa de Maestros, Ferrer ya advirtió ayer de que iba a tener unas opciones "mínimas" de alcanzar la final, pero, aun así, saltó a la pista dispuesto a plantar batalla.
El español abrió el choque imponiendo su servicio ante un Federer que, impreciso, desperdiciaba la mayoría de restos enviando la bola a la red o más allá de la línea, pero que se mostraba ya intratable al servicio.
Al cuarto de hora de partido, Federer se había desperezado y comenzaba a sacarse de la manga disparos inalcanzables que dejaban al español clavado sobre el cemento azul de Londres.
El alicantino nadaba a contracorriente en el O2 Arena londinense, pero todavía resistía ante el suizo y lograba salvar la primera bola de ruptura en el quinto juego del primer set.
La clave del duelo parecía estar, en algunos tramos, en los primeros servicios, en los que Ferrer seguía sin mostrar seguridad después de la pobre estadística que firmó ayer ante Berdych, y que servían a Federer para dar golpes de autoridad al encuentro anotando saques directos.
El primer punto de inflexión serio del partido se decantó del lado del helvético cuando, con 5-4 a favor de Ferrer, se anotó un interminable juego tras disponer de seis ventajas para, acto seguido, romper el servicio de su rival en un intercambio de golpes que hizo vibrar a las 17.500 personas que abarrotaban el pabellón.
Descentrado, el alicantino volvió a ceder su servicio al inicio del segundo parcial y cayó por 40-0 en el siguiente punto ante un suizo que comenzaba a ver el camino despejado hacia una nueva final de la Copa de Maestros.
Ferrer no dejó de mostrar algunos golpes brillantes hasta el último juego del choque y defendió su servicio en todo momento, pero no supo frenar a un Federer que ya se había lanzado hacia la victoria.