El Sevilla pasó por encima del Fiorentina y ganó 3-0 al conjunto italiano para poner pie y medio en la final de la Liga Europa que se complica para un Nápoles que no pudo superar al Dnipro ucraniano en un partido espeso en el estadio de San Paolo (1-1).
Los dos favoritos para alcanzar el último y decisivo partido de la competición dieron una de cal y otra de arena en sus ambiciones por alcanzar la gran final. Mientras que el Sevilla sacó pecho tras el encuentro que disputó en el Ramón Sánchez Pizjuán, el Nápoles acabó con la cabeza gacha tras defraudar ante el Dnipro.
EL SEVILLA ASPIRA A SU CUARTO ENTORCHADO
El cuadro de Unai Emery no falló en la ida de las semifinales de un torneo que el Sevilla aspira a ganar por cuarta vez. Nadie lo ha conseguido, sería el primero en llegar a ese número de trofeos y superaría a Inter de Milán, Liverpool y Juventus, que también suman tres.
Ese reto, y también llegar a la Liga de Campeones de manera directa si se proclama campeón, es un premio demasiado goloso para el Sevilla, que propuso al Fiorentina un partido sin ningún tipo de reserva y sin esconder sus intenciones: ganar.
Dentro de esa ambición, Aleix Vidal fue el gran protagonista de su equipo. El centrocampista de Tarragona no solo marcó los dos primeros goles del Sevilla, también fue un incordio constante para el conjunto italiano, que, hasta la explosión total del futbolista de la escuadra andaluza, también pudo marcar algún gol.
Ese era el precio que tenía que pagar el Sevilla. La locura en el fútbol a veces tiene consecuencias. Sin embargo, en los momentos cumbre del choque, el cuadro de Emery tuvo una pizca de fortuna con un fallo de Matías Fernández debajo de la portería.
El Fiorentina no aprovechó su ocasión y se dejó un gol por el camino. El Sevilla hizo el tercero por medio de Kevin Gameiro y dejó casi sentenciado su pase a la final. Sus opciones de lograr su cuarto título siguen intactas.
Mientras, el Nápoles, en el estadio de San Paolo, no pudo pasar por encima del Dnipro italiano.
PINCHA EL NÁPOLES DE BENÍTEZ
El equipo de Rafael Benítez es el gran favorito de la eliminatoria y tiene muchas ganas de repetir un título que no levanta desde 1989, cuando Diego Armando Maradona dirigió a una ciudad entera hacia una alegría que todavía no han podido repetir.
El conjunto ucraniano planteó un partido rocoso y muy complicado para el Nápoles, que se atascó durante toda la primera parte y apenas tuvo tres momentos de inspiración en la segunda. Los protagonizaron el español David López y el argentino Gonzalo Higuaín. El primero, con acierto, abrió el marcador. El segundo, en un par de ocasiones, no fue capaz de batir al portero Deny Boyko.
El Nápoles pagó sus fallos y en prácticamente la única ocasión de la que gozó el Dnipro, en el minuto 81, marcó para subir el empate al marcador. El culpable fue Yevhen Seleznyov, que en el primer balón que tocó tras salir desde el banquillo, marcó un gol que vale oro para sus compañeros.
En una semana, los hombres de Benítez tendrán que disputar otro partido muy duro para lograr el pase a la final. No está nada decidido y el nombre del otro equipo que acompañe al más que probable finalista, el Sevilla, tendrá que esperar al resultado final del choque que se disputará en el estadio Dnipro Arena.